Mitos y deslindes: la teoría de
la actividad y otros equívocos relativos a Vygotski
Efraín
Aguilar
Artículo
no publicado
En la literatura
vygotskiana todavía se puede leer que una parte de las ideas de Vygotski fue
continuada por A.N. Leóntiev y seguidores a través de la teoría de la actividad.
Sin embargo, la literatura reciente nos muestra otra perspectiva de lo que ahora
podría ser considerado como una serie de mitos que han empezado a ser derribados;
asimismo nos permite ver cómo se dio una interpretación diferente y un
desarrollo divergente del concepto de actividad entre Vygotski y Leóntiev, lo
cual, sumado a otros mitos, buscaremos describir en este artículo.
La troika
Mucho se ha escrito acerca de la inseparable troika (el trío) Vygotski-Luria-Leóntiev. Cuando Vygotski se
incorporó al Instituto de Psicología de Moscú en 1924, Luria y Leóntiev estudiaban
el afecto con el método motor combinado de Luria, proyecto al que Vygotski no
se agregó. Comenzó a trabajar otros temas y poco después Luria se le unió. Entre 1924 y 1927 los colaboradores de
Vygotski eran sus estudiantes graduados Zankov, Soloviov, Sájarov y Varshava, además
de su colega Luria (Yasnitsky 2016, p.74).
En
ese periodo los principales temas de investigación de Vygotski abarcaban el estudio
sobre las reacciones dominantes en colaboración con Zankov, Soloviov y Sájarov,
así como el trabajo sobre defectología con Daniushevski, Zankov y otros (Van
der Veer & Valsiner 1991, pp. 33, 128). Borís Varshava, otro de sus colaboradores,
falleció en julio de 1927, lo cual Vygotski lamentó en el prefacio a la única
publicación colaborativa de ambos, un Diccionario
psicológico que salió con retraso hasta 1931 (Yasnitsky, 2016, p.75). En
esta misma época Vygotski dio inicio a su clásica investigación sobre la
formación de los conceptos en colaboración con Leonid Sájarov (Sájarov 1928,
1930). El trabajo de Sájarov estaba casi concluido cuando en mayo de 1928 falleció
bajo circunstancias desconocidas y el estudio no pudo ser completado (Van der
Veer & Valsiner 1994, p. 96).
En el lapso de 1925 a 1930 Vygotski y Luria publicaron siete trabajos en
coautoría, de carácter teórico la mayoría de ellos (Yasnitsky 2016, pp.71-72). El
periodo 1927-1931 fue muy productivo para la investigación experimental de
Vygotski y su grupo, quienes continuaron los estudios sobre la formación de
conceptos interrumpidos por la muerte de Sájarov en 1928; sus colaboradoras
Kotielova y Pashkóvskaya retomaron la investigación y el estudio fue completado
a fines de 1929 (Yasnitsky 2016, pp. 78-79). Asimismo a finales de los 1920
Luria y Vygotski abordaron estudios clínicos en colaboración con neurólogos y
psiquiatras como Liebiedinski, Avierbuj, Gueshelina y Eidinova, bajo los
auspicios de la Clínica de Enfermedades Nerviosas “G. I. Rossolimo” de la
Primera Universidad de Moscú y del Departamento de Psicología Clínica de la
Academia para la Educación Comunista (Lebedinski & Luria 1929; Luria 1929, 1931).
El
programa de investigación de Vygotski también abarcaba estudios sobre la
transición de las funciones psicológicas naturales hacia las funciones
psicológicas culturales de la memoria, la percepción, la atención, la voluntad,
el cálculo y el habla. Estos trabajos eran llevados a cabo en tres direcciones:
instrumental, evolutiva e intercultural (Kozulin 2000).
Tal
programa, desarrollado en el lapso de 1925 a 1930, incluía a cinco estudiantes
del Departamento de Paidología de la Segunda Universidad de Moscú, después
conocidos como la piatiorka (el quinteto):
Zaporózhets, Bozhóvich, Liévina, Morózova y Slávina (Yasnitsky 2016, p.79).
Este grupo, junto con Vygotski, Luria y Leóntiev participó en una serie de
estudios experimentales conducidos bajo los auspicios de la Segunda Universidad
de Moscú y del Laboratorio de Psicología de la Academia para la Educación Comunista;
los estudios eran: desarrollo de la memoria (Leóntiev), desarrollo de
habilidades motoras en niños (Zaporózhets), papel de las operaciones mediadas
por el signo en la reacción de las elecciones complejas en niños pequeños
(Morózova), el papel planificador del lenguaje (Liévina) y desarrollo de la
imitación en el niño (Bozhóvich y Slávina).
Al
mismo tiempo todo el grupo colaboraba en estudios que usaban el “método de los
pictogramas”, a través del cual a niños de diferentes edades se les pedía que
inventaran imágenes que les ayudaran a memorizar una serie de palabras
abstractas (Luria, 1979, pp. 46-51;
Vygódskaya & Lifánova 1996, p.104).
En este lapso fue publicado solo un trabajo de Vygotski
en colaboración con Leóntiev, el prefacio al libro de este último sobre
psicología de la memoria (Vygotski & Leóntiev 2003). Entonces, ¿cuál
troika? Para profundizar en el tema sugerimos revisar el artículo de Batista
Martins (2013).
Los artículos de Leóntiev (1928)
y Zankov (1930)
Yasnitsky (2009, pp.64-65) refiere que en 1928 Leóntiev publicó un
artículo sobre la memoria de los niños con desarrollo mental patológico en la
revista Voprosy diefiektológuii,
y en 1930 Zankov publicó uno con los resultados de su estudio sobre el mismo
tema en un volumen coeditado con Azbukin y Vygotski. En este trabajo Zankov
presentó una crítica contundente al estudio de Leóntiev de 1928: criticó su
descuido con los procedimientos experimentales, con las estadísticas, el estilo
vago de relatar los resultados y la consideración totalmente distorsionada de
Leóntiev sobre los procesos mnemónicos de niños con retardo mental. Leóntiev
nunca respondió a esa crítica. Además, ninguna referencia a ese estudio de
Zankov se halla en las publicaciones de los estudiantes de Leóntiev, como en el
enorme libro de P. I. Zinchenko sobre psicología de la memoria involuntaria quien
revisó prácticamente toda la literatura sobre el tema, incluyendo otras
publicaciones de Zankov del período 1930-40.
Aparte del episodio sobre la crítica científica de
Zankov al estudio inicial de Leóntiev, hay razones para creer que la oposición
entre los "jarkovitas" (Leóntiev, Zaporózhets, etc.) y los “defectólogos"
(Zankov, Soloviov, etc.) seguidores de Vygotski, se basó en un conflicto
personal y con fuerte hostilidad de los protagonistas en vez de uno puramente
científico. Para Yasnitsky (loc. cit.) este podría ser el origen de la ruptura entre
Vygotski y Leóntiev.
El traslado a Járkov
A fines de 1931 e inicios de 1932 Luria y Leóntiev se mudaron a Járkov.
Este cambio de ciudad ya era sintomático de una ruptura con Vygotski, pero además
pareció deberse a los temores suscitados por el ascenso de Stalin al poder en
1929.
Así, al final de los años 1920 e inicio de los 1930
los intelectuales e investigadores soviéticos sufrieron una presión muy fuerte
de la política de Stalin (Yasnitsky, 2009). Respecto a la psicología, según
Kozulin (2001) se decidió que los fundadores del marxismo-leninismo eran el
punto de partida que debería demarcar los campos científicos, y quienes
intentaban desarrollar teorías psicológicas con base en estudios occidentales
eran condenados, pues se esperaba que sus teorías derivaran de las ideas
heredadas de Marx, Engels y Lenin, y del mismo Stalin.
Este fue
el punto de quiebre de la historia del grupo de Vygotski. Varios de sus antiguos
colegas se mudaron de Moscú a Járkov (entonces capital de la Ukrania soviética)
para encabezar la investigación del Sector de Psicología de la recién formada Academia
Ukraniana de Psiconeurología (Yasnitsky 2016, p.80). El grupo de ‘jarkovitas’,
formado por los psicólogos locales (Galpierin, P.I. Zinchenko, Asnin,
Rozenblium y otros) y los recién llegados de Moscú (Luria, Leóntiev, Liebiedinski,
Bozhóvich y Zaporózhets), es por lo común referido como la “Escuela de
psicología de Járkov” y más conocido por su trabajo en la fundación de la
llamada teoría de la actividad de Leóntiev (Yasnitski 2008, 2009; Yasnitsky
& Ferrari 2008a, 2008b).
Yasnitsky y Ferrari (2008a) señalan que Vygotski
estaba en estrecho contacto con los jarkovitas a inicios de los 1930, incluso
estudió en el Departamento de Medicina de la Academia Psiconeurológica Ukraniana
(APNU) y dio clases en Járkov (Vygódskaya & Lifánova 1996, 1999). El grupo
de Járkov hizo una serie de reuniones de investigación con Vygotski. Se sabe
que una de esas “conferencias internas” se realizó en el invierno de 1932–1933
y Vygotski hizo una presentación de ocho horas sobre problemas actuales de
psicología histórico-cultural. Durante otra sesión importante de investigación
con Vygotski llevada a cabo en octubre de 1933, Leóntiev presentó los
resultados de los estudios del Departamento de psicología genética de la APNU
(Leóntiev, 1994). Y el último trabajo de Vygotskiy publicado en vida iba a ser presentado
en Járkov durante la Primera Conferencia Psiconeurológica Ukraniana en el
verano de 1934. Muy enfermo, Vygotski no presentó este trabajo pero el texto
completo fue publicado en el volumen de los resúmenes de la Conferencia (Vygotski
1934/1960; Vygotsky 1934, 1934/1997).
Según
Yasnitsky (2016, p.81) tal vez Vygotski planeó mudarse a Járkov, pero su traslado nunca tuvo lugar y en vez de ello, en el
verano de 1931, aceptó la invitación a dar clases de tiempo parcial en
Leningrado. Otra versión dice que en 1931 Vygotski entró en la Facultad de
Medicina del Instituto Psiconeurológico de Járkov y completó tres cursos:
“Vygotski también planeó mudarse a esa ciudad, pero no pudo hacerlo. Haría
viajes cortos a Járkov, donde cumpliría sus obligaciones como estudiante, daría
conferencias y presentaría sus informes en reuniones científicas” (Vygódskaya y
Lifánova 1999, pp. 16-17). También la hija de Luria, Elena, refiere lo mismo:
“en el verano de 1931 Vygotski y Luria reiniciaron sus estudios de medicina;
ambos fueron aceptados como estudiantes del Departamento de Medicina de Járkov
y pasaban mucho tiempo juntos preparándose para los exámenes” (E. A. Luria,
1994).
Críticas de Vygotski a Leóntiev
Záviershnieva
(2016, p.197) refiere que Vygotski hacía críticas bastante agudas contra
Leóntiev; según él este último subestimaba los procesos psicológicos superiores
y mostraba un bajo nivel de generalización teórica. Leóntiev
estudiaba las transiciones entre la cognición y el intelecto práctico desde el
punto de vista de la actividad. Para Vygotski, sin
embargo, esas transiciones eran parte del más amplio y, metodológicamente,
más importante problema de la consciencia: la dinámica de la acción que
él deseaba investigar en términos de la “psicología de cumbres”, esto es, en el
contexto de la dinámica general de la consciencia. Si entendemos la dinámica de
los significados, entenderemos todo lo demás como el efecto que sigue a la
causa, y al revés: al separar la acción de la dimensión de los significados,
perdemos el sentido de la acción, su adecuación, orientación, etcétera.
Vygotski, a decir de Záviershnieva (loc. cit.), criticó a Leóntiev por
perder el objetivo de la investigación, por carecer de disciplina e ignorar el
principio sistémico. Que Leóntiev se apartara fue no solo una desviación del
objetivo principal —crear una teoría de la consciencia— sino además un paso
hacia atrás, hacia el análisis de las funciones psicológicas que prevalecía en
Vygotski entre 1928 y 1930, cuando cada función de la consciencia era
estudiada por separado. Pero había llegado la hora de juntar las piezas, de
combinar los resultados, sintetizarlos y reformularlos, hallar el nivel de
análisis rector, “superior”, que permitiera explicar todos los componentes de
la consciencia, incluida la dinámica de la acción, con nuevas leyes
características de la consciencia como un todo. Al parecer, Leóntiev no tenía
prisa por adaptar su investigación a este nuevo plan.
Más
adelante refiere Záviershnieva (2016, p.198) que los argumentos contra Leóntiev
no van más allá de un debate científico, aunque Vygotski en definitiva
comenzaba a perder la paciencia: “Cada uno de nosotros hace su propia contribución independiente
después de partir de una posición común. ¿Pero él hacia dónde se dirige?”.
Las notas de Vygotski escritas en 1934 cuando él y
Leóntiev ya se habían separado, presentadas por Záviershnieva, indican tal
ruptura. Vygotski escribe sobre Leóntiev que éste "mira hacia atrás y no
da un paso decisivo hacia un nuevo nivel de trabajo: el análisis semiótico.
¿Cuál es el significado de una acción significativa?" (Zavershneva 2010:
89, nota 35) "¡Cómo inspirar al
camarada Leóntiev con la luz del problema de la consciencia!" (Loc. cit.,
nota 37).
Esas notas indican una ruptura tanto metodológica como
del objeto de estudio entre los dos autores. Záviershnieva relata que los
argumentos contra Leóntiev no iban más allá del debate científico; en ningún
lugar, ni en las notas para sí mismo, vio ataques personales a Leóntiev
(Zavershneva 2010: 83).
Vygotski no parecía percatarse de que, además de
argumentos científicos, lo que había detrás de la decisión de Leóntiev de
separarse de la investigación sobre la consciencia eran factores ideológicos.
Al concentrarse en la teoría de la actividad ideológicamente más complaciente,
Leóntiev sobrevivió al ambiente complejo de la “ciencia reprimida" y más
tarde se volvió no solo el creador de un gran movimiento, sino también el
fundador del Departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Moscú. Se
debe señalar que la psicología fue principalmente privada de los trabajos de
Vygotski hasta la década de 1980, todo ello mientras Leóntiev ocupaba cargos de
liderazgo en la ciencia soviética (Zavershneva 2010: 83-84).
Luria
y Leóntiev regresan a Moscú
En 1934
tanto Luria (en marzo) como Leóntiev (a fines de año) regresaron a Moscú
(Yasnitsky, 2016, p. 83). Antes de renunciar como jefe del Departamento de Psicología
en Járkov, Luria fue contratado por el Instituto Médico-Biológico (Instituto Médico-Genético
a partir de 1935) donde, al seguir el
trabajo inicial de Liebiedinski y sus colaboradores Mirienova, Kolbanosvski y
Yudóvich, encabezó este equipo de investigadores y realizó una serie de
estudios con gemelos. Los resultados fueron publicados en los años 1930, pero
algunos de ellos salieron a la luz varias décadas después. Esta investigación
sobre la relación entre factores genéticos y culturales en el desarrollo de
gemelos produjo impacto en el pensamiento de Vygotski en los últimos años de su
vida, como puede verse en sus escritos “paidológicos” de 1933-34 y sus presentaciones
públicas, editados de modo póstumo (Vygotsky 1934; Vygotski 1935, 1996/2001).
Desde
octubre de 1934 Luria también se desempeñó como jefe del Departamento de Psicología
Clínica del Instituto de Medicina Experimental de toda la Unión y colaboró con
investigadores del Instituto Defectológico; muchos de ellos habían sido
miembros del círculo Vygotski-Luria. Así, en su equipo de investigación estaban
Bírenbaum, Zeigárnik (Instituto de Medicina Experimental), Mirienova, Morózova
y Yudóvich (Instituto Médico-Genético) y Roza Liévina, Boskis y Rabínovich
(Instituto Defectológico) (Luria 1937).
Leóntiev asimismo fue contratado en octubre de 1934 por el Instituto de Medicina
Experimental donde encabezó el Laboratorio de Psicología Genética (o del desarrollo).
En ese tiempo llegó a ser profesor del Instituto Superior para la Educación Comunista
y formalmente permaneció empleado por la Academia Ukraniana de Psiconeurología (hasta diciembre de 1936) y
por el Instituto Pedagógico Estatal de Járkov (hasta diciembre de 1937), y
ocasionalmente viajó a esa ciudad para supervisar el trabajo de sus colegas (Leóntiev
A.N. & Leóntiev A.A., 2005).
Después del decreto del Partido Comunista sobre “las
perversiones paidológicas” que oficialmente prohibió los estudios de paidología
en julio de 1936, tanto Luria como Leóntiev se vieron forzados a renunciar a
sus trabajos a fines de 1936 e inicios de 1937. Luria dejó la capital y
Leóntiev se tomó un descanso, pero éstas no fueron las únicas estrategias de
sobrevivencia física y profesional usadas por ellos. En algún momento de 1937
Leóntiev leyó su escrito “La enseñanza del medio en los trabajos paidológicos
de L.S. Vygotski (una investigación crítica)” para mostrar su alejamiento de
Vygotski y de la paidología (Leontiev 2005).
Paréntesis: el nombre de la
teoría de Vygotski
De acuerdo
con Keiler (2012), el rótulo “teoría histórico–cultural” no es una designación
auténtica para las ideas elaboradas por Vygotski y sus colaboradores, sobre
todo entre 1927-28 y 1931-32. Tampoco la denominación “escuela
histórico–cultural” refleja el concepto genuino de los respectivos
investigadores. Por el contrario, ambas designaciones fueron introducidas a
mediados de los años 1930 con objetivos difamatorios; sin embargo, poco antes
habían comenzado ya las críticas contra Vygotski.
Talankin,
por ejemplo, en su discurso de junio de 1931 en Járkov ataca al “grupo de
Vygotski y Luria” y clama por una crítica marxista de su “visión
histórico-cultural” (Talankin 1931, 2000). Casi al mismo tiempo, otra crítica a
la “teoría del desarrollo cultural con raíces idealistas” en paidología vino de
Feofánov, para quien esta teoría se asocia claramente con Vygotski y Luria
(Feofánov, 2000). Más tarde, en 1934, Razmuíslov critica severamente la teoría
histórico-cultural de Vygotski y Luria (Razmyslov, 2000) y, finalmente, en 1936
un autor que solo firmaba con las letras G. F. también menciona la escuela de
Vygotski y Luria en su discusión crítica a la luz del decreto del Partido Comunista
en julio de 1936, que prohibió los estudios de paidología (F. G., 1936).
Así, la denominación “teoría histórico–cultural” fue
introducida por los adversarios de Vygotski para difamar e imputar al “grupo
Vygotski-Luria” (declarado por G.F. “escuela histórico-cultural”) afinidad con
los representantes de la “Kulturpsychologie” alemana, al acusar al enfoque
“histórico-cultural” como una de las aberraciones político-ideológicas más
temidas. En 1936 Leóntiev acepta este rótulo en sus ‘Materiales sobre la
consciencia’ (Leóntiev 2003) y toma distancia de Vygotski (ver nota 2 en Keiler,
2012).
En 1956, el año del 60 aniversario de Vygotski, este rótulo fue
declarado quasi sacrossanto por
Leóntiev y Luria, los cuales en su introducción a las Investigaciones Psicológicas
Escogidas de Vygotski (publicación que daría origen a su “redescubrimiento”
oficial), al buscar defenderse del ataque, hicieron la falsa pero oportuna
afirmación que el propio Vygotski había “originalmente designado a su
concepción psicológica como teoría histórico-cultural de la psyche”
(Leóntiev & Luria 1956, p. 7).
A decir de Keiler (2012) fue Leóntiev, con la “escuela
Vygotski-Luria-Leóntiev” (Davydov & Radzikhovskii 1985) y con la “escuela
Vygotski-Leóntiev-Luria” (Zinchenko V.P., 1985), el responsable de la adopción
y canonización del rótulo que, por atribuir a la “teoría histórico-cultural” el
papel precursor de la “teoría de la actividad” a fines de los 1960, comenzó a
perder su carácter peyorativo (Yudin 1978; Davuídov & Radzijovski 1980a,
1980b) y que, en los años 1970 cuando “los conceptos formulados por Vygotski”
se volvieron “ampliamente aceptados” al formar la “base de la principal escuela
de psicología soviética” (Luria 1979, p. 52), se transformó en santo y seña con
aceptación internacional.
En esta última cita Luria se refiere al inicio de los años 1930,
glorificando el estado real de las cosas que era bien diferente (Van der Veer
& Valsiner 1991). Esta interpretación sería del todo adecuada con respecto al final
de los años 1960 e inicio de los 1970, cuando el “grupo Leóntiev-Luria” había establecido
su hegemonía en la psicología soviética, un hecho que también tendría efectos
duraderos en el cómo la discusión sobre Vygotski se organizó en el extranjero.
Con respecto a la correcta denominación de la “teoría”, Keiler (2012) analiza
las fuentes originales de los años 1920 y 1930, así como la correspondencia
pertinente y observa que Vygotski usó las siguientes designaciones:
1) “Psicología Instrumental” y “psicología cultural”, en las cartas a
Leóntiev del 15 de abril y 23 de julio de 1929 (Vygotsky/Puzyrei, 2007);
2) “Teoría histórica de las funciones psicológicas superiores” en 1930 (prefacio
al libro de Leóntiev El desarrollo de la
memoria. Investigación experimental
de las funciones psicológicas superiores, ver Vygotski 2003);
3) “Teoría del desarrollo
de las funciones psicológicas superiores” en 1930-31 (capítulo 10 de Paidología
del adolescente, Vygotski
1931);
4) “Concepción del desarrollo histórico de
las funciones psicológicas superiores”, “teoría del desarrollo histórico (o
histórico–cultural) en psicología”, “teoría de las funciones psicológicas
superiores”, en 1931-32 (anexo
autocrítico al libro de Leóntiev, firmado también por este último: Vygotski
& Leóntiev 2003);
5) “Teoría histórica de las funciones psicológicas superiores” en 1934, poco antes de morir (en “Psicología
y teoría de la localización”, elaborado para el 1er. Congreso Ukraniano de
Neuropatólogos y Psiquiatras, Vygotski 1934/1997).
Los artículos de Leóntiev
(1937) y Zinchenko (1939)
Yasnitsky (2016,
p.87) refiere que en algún momento de los turbulentos años 1936-1937 Leóntiev escribió
un artículo titulado “La enseñanza del medio en los trabajos paidológicos de L.
S. Vygotski (una investigación crítica)”, que fue con mucha probabilidad la
base para una presentación oral (A.N. Leóntiev, 2005). Tal presentación pudo
haber tenido lugar en 1937 cuando, después de un largo retiro, Leóntiev regresó
al Instituto de Psicología. Este artículo fue originalmente localizado en los
archivos del Instituto y no fue publicado hasta fines de los 1990, cuando la
académica rusa Irina Rávich-Shcherbo lo descubrió por casualidad. Usada como
estrategia de sobrevivencia, la crítica de Leóntiev a Vygotski debió servirle
con propósitos de distanciamiento de éste y de la paidología.
Así, de acuerdo con Batista Martins (2013), el punto
de partida de las críticas de Leóntiev fueron los trabajos de Vygotski en el
campo de la paidología –objetivo del Decreto del Partido Comunista en 1936. Entre
esos trabajos se refiere al texto de Vygotski “El problema del ambiente” publicado
en 1935 (Van der Veer y Valsiner, 1994). Las críticas de Leóntiev fueron
dirigidas a la idea de ambiente defendida por Vygotski para la comprensión del
proceso del desarrollo infantil: “De todo lo que Vygotski desarrolla
teóricamente, la concepción del ambiente es la más débil. En esa concepción,
como por arte de magia, están reunidos en una construcción unificada falsa
todos los errores teóricos, inconsistencias de pensamiento y visiones
idealistas individualistas que encontramos en sus obras psicológicas
principales. Justo en ellas y, por lo tanto, sobre todo en esa concepción,
Vygotski mucho menos consigue superar los puntos de vista donde el
neopositivismo es tradicional en la psicología francesa burguesa contemporánea”
(Leontiev 2005, p.20).
Ese mismo tono crítico, nos dice Batista Martins
(2013), fue utilizado por P. I. Zinchenko –miembro del grupo de Járkov– en su
trabajo sobre la memoria involuntaria publicado en 1939, donde algunos puntos
de vista de Leóntiev son repetidos, como por ejemplo: “El error fundamental de
Vygotski está en su tesis, en la cual interpretó erróneamente el concepto
marxista de la determinación histórica y social de la mente humana. Vygotski
entendió la perspectiva marxista de modo idealista. El condicionamiento de la
mente humana por factores sociales e históricos se redujo a la influencia de la
cultura sobre el individuo. Consideró que la fuente del desarrollo mental era
la interacción de la mente del sujeto con la realidad cultural e ideal, más que
su relación objetiva con la realidad” (P.I. Zinchenko, 1983, pp.66-67).
Tal situación de desacuerdo generalizado, según
Kozulin (2001, p.68), se tradujo en una estrategia para el estudio de las
funciones psicológicas: “[el] énfasis en las herramientas psicológicas se vio
sustituido por la denominada ‘actividad directiva’”, abriendo los caminos para
el desarrollo de la teoría de la actividad que comienza a ser consolidada por
el grupo de Járkov, al caracterizar un movimiento de distanciamiento de la
teoría de Vygotski.
El concepto de actividad en Vygotski
Kozulin (2000,
p.23 y ss.) refiere que el concepto de actividad se halla desde los primeros
escritos de Vygotski, donde propone que la actividad socialmente significativa
puede actuar como principio explicativo de la conciencia humana y se la puede
considerar un generador de la misma. Después incorporaría el concepto de actividad
en su teoría histórico-cultural de las funciones mentales superiores y en sus
estudios del desarrollo del lenguaje y la formación de los conceptos.
Así,
el problema de la actividad aparece primero en “La conciencia como problema de
la psicología conductual” (1925), donde Vygotski procura restablecer la
legitimidad del concepto de conciencia cuestionado por los conductistas de
Occidente y los seguidores de Pávlov en la URSS. Objetaba que su teorización se
había enredado en un círculo vicioso donde los estados de conciencia se
explicaban mediante el concepto de conciencia.
Por
otro lado, el énfasis de Vygotski en la actividad era compatible con su orientación marxista. Lo que halló en Marx era
una teoría social de la acción humana que se oponía al naturalismo y a la
tradición empirista. Le atrajo el concepto marxista de la praxis humana, es
decir, la acción histórica concreta que actúa como generadora de distintas
formas de conciencia humana. Esta praxis, que explica el carácter social e
histórico de la existencia y la experiencia humanas, se convirtió en prototipo del
concepto de actividad como principio explicativo en psicología (Kozulin, 1990,
cap. 3).
Entre
las actividades humanas capaces de actuar como generadoras de la
conciencia Vygotski describió, por un lado, el empleo de conocimientos y
herramientas simbólicas que se transmiten por generaciones, esto es, la
naturaleza histórica de la experiencia humana. Por otro lado señaló cómo la
experiencia humana está en deuda con el entorno social y la experiencia de
otras personas: el individuo adquiere conciencia de sí mismo solo a través de la
interacción con otros individuos.
Respecto
a la consciencia, Vygotski estableció la demarcación teórica entre el “objeto
de estudio” y el “principio explicativo” (Davydov & Radzikhovskii 1985;
Kozulin 1990). Si la conciencia deviene objeto de estudio psicológico, no puede
actuar al mismo tiempo como principio explicativo. Propuso como principio
explicativo a la actividad sociocultural. Al establecer las premisas para una teoría
unificada de la conducta y la mente basada en la actividad sociocultural,
rompió el círculo vicioso por el cual los fenómenos de la conciencia eran
explicados mediante el concepto de conciencia.
Para
Vygotski la realización de la actividad humana requiere factores intermediarios
como las herramientas psicológicas simbólicas y la comunicación interpersonal.
El concepto de herramienta psicológica lo planteó por analogía con la
herramienta material que actúa de mediador entre la mano humana y el objeto de
la acción.
La herramienta material presupone el empleo
colectivo, la comunicación interpersonal y la representación simbólica. Este
aspecto simbólico de la actividad mediada por herramientas da lugar a esa nueva
clase de mediadores que Vygotski llama “herramientas psicológicas”. Éstas y las
herramientas materiales son formaciones artificiales, sociales. Sin embargo,
mientras las herramientas materiales se dirigen a controlar procesos de la
naturaleza, las psicológicas dominan procesos cognitivos y conductuales del
individuo. A diferencia de las herramientas materiales, que sirven como
conductores de la actividad humana orientada a objetos externos, las
herramientas psicológicas se orientan hacia el interior y transforman los
procesos psicológicos naturales internos en funciones mentales superiores. En
su forma exterior, las herramientas psicológicas son recursos simbólicos como
signos, lenguajes, fórmulas matemáticas y medios gráficos.
A inicios de los 1930 Vygotski se interesó por la
mediación semiótica de las herramientas psicológicas y desarrolló sus ideas de la actividad mediada por
signos; mientras
tanto Leóntiev se detuvo en la mediación de las herramientas materiales, desarrolló su teoría de la actividad
práctica mediada por objetos en oposición a Vygotski, y la ensalzó a tal grado
que su teoría llegó a ser el dogma de “la psicología marxista” en la ex Unión
Soviética por muchos años, situación que comenzó a cambiar a partir de 1977
aunque ya antes Miasishchev y Bozhóvich le habían hecho algunas críticas (ver
González Rey 2011, pp. 177-186).
La teoría de la actividad de
Leóntiev
A decir de Kozulin
(2000), el grupo de discípulos de Vygotski que se le apartó propuso a mediados
de los años treinta una versión “revisionista” del concepto de actividad. Tal
teoría “revisionista” colocaba la actividad práctica (material) en un primer
plano, al tiempo que restaba importancia al papel de los instrumentos
simbólicos como mediadores de la actividad humana (Leóntiev y Luria 1956, P.I. Zinchenko
1983). Esta versión de la teoría de la actividad fue elaborada por Leóntiev (1981,
1984), quien se auto nombró intérprete oficial de las ideas de Vygotski. Así
nació el mito de la continuidad entre las teorías de Vygotski y las de Leóntiev.
Sólo hasta finales de los años setenta se sometió este mito a un examen
crítico.
Kozulin subraya que los estudiantes de Vygotski en Járkov
“desarrollaron la teoría de Vygotski pero también abandonaron algunas de sus
ideas iniciales... La demarcación entre el legado de Vygotski y las ideas
teóricas de la escuela de Járkov ocurrió con la evaluación del papel de las
acciones externas en la formación de las funciones mentales” (Kozulin, 1984). Según
esto, la teoría cultural-histórica de Vygotski enfatizaba la mediación cultural
como el mecanismo del desarrollo humano y permitía tres grandes clases de
mediadores: signos y símbolos, actividad individual dirigida al objeto, y
relaciones interpersonales. Mientras que la investigación vygotskiana en la
primera mitad de los 1930 estudiaba el primer tipo de mediación (el de signos y
símbolos), el grupo de Járkov se enfocaba en las actividades individuales.
El papel y lugar de las herramientas psicológicas y la
comunicación interpersonal en el desarrollo humano fueron minimizadas y sub
representadas en la investigación de la escuela de Járkov (Kozulin 1990). La
crítica de Zinchenko a Vygotski, publicada en su artículo de 1939 sobre los
mecanismos de la memoria (Zinchenko P.I., 1983), es por lo común referida en
este contexto como evidencia clara e incluso como manifiesto de la separación
formal de la escuela de Járkov de la teoría de Vygotski.
En suma, la debilidad fundamental de la teoría de la actividad
es que “…se dirige al análisis de las actividades
sin tomar en cuenta al individuo involucrado al mismo tiempo en la actividad”
(Toomela 2000, p.298). De acuerdo con Viériesov (Veresov 2015), esta
cita refleja una tradición a largo plazo de la crítica a la teoría de la
actividad en la que Toomela no es una voz solitaria, como ejemplo tenemos dos
artículos de Dafermos (2015a, b). Así, podemos
ver que Leóntiev de modo consistente se rehusó “a ver dentro del individuo”
(Mammen y Mironenko 2015, p 11.).
Por
último, nos recuerda Záviershnieva (2016, p.197) que Leóntiev desarrolló su
“teoría de la actividad” e hizo carrera en la compleja atmósfera de los años
1930-1950 para llegar a ser no sólo el líder del movimiento de tal teoría, sino
el fundador de la Facultad de Psicología de la Universidad Estatal de Moscú.
Sin entrar en mayor discusión sobre las diferencias ideológicas entre Vygotski
y Leóntiev, es preciso mencionar otro hecho que señala estas diferencias: a
excepción de la edición de algunas obras de Vygotski en el periodo del deshielo
(1956, 1960), la psicología soviética fue privada de sus obras hasta 1980,
precisamente en el periodo que Leóntiev ocupaba altos cargos en la ciencia
soviética. Para profundizar en la teoría de la actividad y su crítica, se
recomienda la obra de González Rey (2011), en particular el capítulo 4 y las
primeras páginas del 5.
La publicación de las obras de
Vygotski
Con toda razón, Fraser y Yasnitsky (2016, p.113) se preguntan por qué la
colección de seis tomos de las obras de Vygotski no salió en la URSS
inmediatamente después de que fue aprobada para su publicación por las
autoridades estatales en 1966 (Vygódskaya y Lifánova 1996, Goldberg 2005, 2012). Pese a que varios altos puestos
administrativos en la ciencia eran ocupados por algunos de los antiguos
colaboradores de Vygotski, las obras escogidas no salieron hasta después de la
muerte de los “seguidores oficiales de Vygotski” que estaban en el poder como
Luria, Leóntiev y Zaporózhets. Para crédito de Luria es necesario señalar su esfuerzo y persistencia en publicar en inglés las obras
de Vygotski fuera de la Unión Soviética, lo cual difícilmente pueden ser subestimado.
También es justo mencionar que Zaporózhets estaba muy entusiasmado con las
obras de Vygotski en Rusia y de modo significativo contribuyó a ello (Fraser y Yasnitsky 2016, nota 25).
Hay testimonios importantes de los académicos rusos
Shchedrovitski (2001) y V.P. Zinchenko (2003), participantes directos de
aquellos eventos de los años 1950-1980. De acuerdo con Shchedrovitski, la publicación
del primer volumen de posguerra de las obras de Vygotski tuvo lugar en 1956 gracias
al esfuerzo de la familia de Vygotski (su viuda y sus dos hijas) más que al de
sus antiguos estudiantes y colaboradores, quienes al parecer obstaculizaron esa
publicación. Shchedrovitski, en ese tiempo empleado de la casa editorial auspiciada por la Academia de Ciencias
Pedagógicas de la Federación Rusa, declaró: “Pronto, para mi gran sorpresa, me
di cuenta que no solo los enemigos de Vygotski, sino sobre todo sus discípulos
más cercanos estaban haciendo su mayor esfuerzo para asegurar que esta obra no
saliera”. Shchedrovitski recordó la resistencia de Luria y Leóntiev a su
iniciativa de publicar las obras de Vygotski a fines de los 1950 y en 1960 (Fraser
y Yasnitsky 2016, p.114).
La publicación del volumen de 1956 de Vygotski generó la propuesta de un
volumen de seguimiento de sus obras, y de nuevo los mismos dos –Leóntiev y
Luria- no hicieron nada para impedir el ritual crítico de la “discusión
pública” del legado de Vygotski orquestado en el Instituto de Psicología de
Moscú el que, de acuerdo con Shchedrovitski, fue diseñado para denunciar
oficialmente a Vygotski e impedir por completo esta propuesta de publicación.
Solo por la activa intervención pública de Shchedrovitski, Zaporózhets y otros,
esta campaña anti Vygotski a fines de los 1950 fue desviada desde su inicio y
el segundo volumen de las obras de Vygotski salió en 1960 (Fraser y Yasnitsky
2016, loc.cit.).
V.P. Zinchenko refiere que Leóntiev consciente y
continuamente retrasó la publicación de la colección en varios volúmenes de las
obras de Vygotski en los 1970. Leóntiev insistía en que el primer volumen
requería necesariamente un capítulo introductorio que él –alegaba-, el
colaborador más cercano y el intelectual mayor entre ellos, escribiría. Pero halló numerosas excusas para no escribir ese
capítulo. Para más sorpresas, Zinchenko afirmó que la Introducción de apertura
que saldría bajo el nombre de Leóntiev en el primer volumen de las Obras Escogidas en seis tomos de 1982,
fue de hecho escrita a fines de los 1970 por Leonid Radzijovski, un joven
psicólogo e historiador de la psicología. De acuerdo con Zinchenko, solo este
“truco” permitió poner en marcha la publicación de la serie de seis volúmenes,
e incluso no fue posible hasta después de la muerte de Leóntiev (Fraser y Yasnitsky,
loc. cit.).
Así, desde cierta perspectiva este fenómeno de
publicación también puede ser visto como represión a la teoría de Vygotski,
quizá todavía más dramática y más dañina para la ciencia psicológica que la
presunta y mitológica represión del periodo estalinista (Fraser y Yasnitsky, ibídem).
La teoría de la actividad hoy
Los viajes de los
estadunidenses Cole a partir de 1962 y Wertsch entre 1975 y 1984 a la ex URSS
no solo contribuyeron a diseminar la obra de Vygotski en Occidente, sino también
y sobre todo a propagar la teoría de la actividad de Leóntiev.
De
tal modo, las ideas de Vygotski empezaron a ser empleadas en Occidente cada vez
con más frecuencia en la psicología evolutiva y educativa, en la
psicolingüística y en un campo nuevo denominado “estudios socioculturales”
(Wertsch 1988, Moll 1990, Forman et al. 1993). En esta diversidad de
aplicaciones, el concepto de actividad psicológica emergía una y otra vez como
un problema que debía ser abordado tanto en el plano teórico como en el
práctico (Kozulin 2000).
Los estudiosos actuales de Vygotski, conscientes de
los errores y desvíos que implica la teoría de la actividad ya no se ocupan de
ella y de hecho la han olvidado. Sin embargo, los seguidores de Leóntiev la han
desarrollado a través de nombrarla teoría histórico-cultural de la actividad (CHAT
por sus siglas en inglés) y se han agrupado en la Sociedad Internacional para
la Investigación Histórico-Cultural de la Actividad (ISCAR en inglés), además refieren
tres generaciones por las que ha transitado la teoría de marras (Engeström
2001) y hasta ya promueven, por fin, abordar e incorporar las emociones a la llamada
tercera generación (Roth 2007, Clarà 2015).
Un problema serio con la teoría de la actividad contemporánea
es que sus seguidores, una y otra vez, se esfuerzan por mezclar las ideas de
Vygotski en esa teoría que de ningún modo le compete.
Así,
el grupo más grande de seguidores de Vygotski en la ex URSS desarrolló su
teoría bajo la bandera de “teoría de la actividad”. Es más, V.P. Zinchenko
describe este fenómeno como una “situación extraña”, pues “los autores de los
estudios hechos en estricta correspondencia con el marco conceptual de la
psicología histórico-cultural, y usando un método genético causal,
interpretaron los resultados en términos de la teoría psicológica de la
actividad” (Zinchenko V.P., 2001, p. 51–52). Aún más, agrega que “Zaporózhets,
Lisina, Leóntiev y después muchos otros (conscientemente o no) hicieron
estudios que debieron ser concebidos por Vygotski en los que se apartaron de
las clásicas oposiciones entre subjetivo vs. objetivo, material vs. ideal, y
descubrieron una nueva ontología de la psicología” (Zinchenko 2001, p. 52). Para
más datos al respecto consultar a González Rey (2011).
Conclusiones
Así
como Leóntiev se deslindó varias veces de Vygotski en su momento, ahora es
preciso deslindar a Vygotski de la teoría de la actividad, esto para evitar la
confusión dentro del ámbito académico. La teoría de la actividad ya tomó su
propio rumbo y debe serle adjudicada por completo a Leóntiev, no se la debe
considerar más como una continuación de las ideas de Vygotski y sí como una
verdadera escisión que, tal vez por su materialismo vulgar y su pragmatismo
positivista, ha sido bien acogida en Occidente.
De acuerdo con Záviershnieva (2016, p. 197), en la
actualidad hay una “teoría de la actividad” en psicología pero no hay una
teoría psicológica general de la consciencia, ni hay por lo tanto una teoría de
las emociones. Otra cosa es que, a ochenta años de la muerte de Vygotski, mucho
ha cambiado y sus ideas pueden y deben recibir nueva resonancia, nuevo
significado. Así como Vygotski buscó problematizar la psicología de su tiempo y
hallar sus puntos débiles y de crecimiento, nosotros deberíamos hallarlos en su
propia teoría. Las polémicas con Vygotski pueden ser no menos valiosas que la
literal adherencia a sus textos. Ojalá que la publicación de nuevos estudios
histórico-biográficos y teóricos dedicados a las concepciones de Vygotski, así
como de los materiales de archivo, ayude a recrear la idea de psicología
general que Vygotski no tuvo la oportunidad de llevar a cabo.
Por último, también se detuvo el
desarrollo dialéctico materialista de la psicología de Vygotski, él no tuvo
tiempo de sistematizar en un marco teórico unificado las ideas de los clásicos
del marxismo. Para Vygotski, el materialismo dialéctico
pone a la psicología sobre sus pies y la guía para llegar a ser la ciencia que
enfatice el potencial, la creatividad y el desarrollo humanos, esto es, una
psicología de la liberación. El método materialista dialéctico es una
herramienta esencial en esta búsqueda para entender el desarrollo humano, el
cambio social, la contradicción y la totalidad concreta, y para desarrollar una
psicología por completo nueva con su propio Das
Kapital a lo largo de las líneas previstas por Vygotski (Elhammoumi 2015, Elhammoumi
y Alnajjar 2017).
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