Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

miércoles, 22 de junio de 2016

Toassa


¿Hay un “Materialismo Vygotskiano?”
Preocupaciones ontológicas y epistemológicas para una psicología marxista contemporánea (Parte I)
Gisele Toassa
Revista psicológica Dubná № 1, pp. 58-68, 2015

Traducción: Efraín Aguilar

Durante la accidentada publicación de Vygotskiy en el este y oeste del planeta, dos preguntas en particular han sido hechas por los lectores críticos de la izquierda política: 1) ¿estaría Vygotskiy desarrollando una psicología marxista? y, 2) ¿cuál sería el significado de su propuesta para una psicología marxista en los cuatro sentidos básicos (ontológico, epistemológico, ético y político) de tal propuesta?

Aunque mucho se ha escrito sobre tales cuestiones (Veresov, 2005; Ratner, 1995; Joravsky, 1989; Leontiev, 1991; Shuare, 1990; Duarte, 2000), los lectores críticos no han tratado las diversas cuestiones filosóficas acerca de la interpretación de Vygotskiy sobre otros marxistas. Previamente analicé las conexiones entre Espinosa y Vygotskiy por vía de los marxistas rusos (Toassa, 2014) y, aquí, sostengo que las reflexiones vygotskianas sobre el materialismo psicológico califican su perspectiva como una nueva forma de materialismo marxista. Aunque inacabada, la psicología de Vygotskiy es un abordaje marxista en el sentido epistemológico, ético y político de ese término. No obstante, para lograr esa idea, es esencial realizar una pesquisa substancial en la historia de las ciencias soviéticas en sus múltiples transformaciones, así como en las prácticas científicas y el público al cual se dirigió el autor (Yasnitsky, 2009).

En términos metodológicos, hago un análisis inmanente que persevera en el entendimiento del cuadro teórico de la psicología de Vygotskiy partiendo de sus propios argumentos. En esa dirección, se opone a la idea de que Vygotskiy aplicó el materialismo dialéctico a la psicología (tal como afirma Elhammouni, 2002), ya que el autor contradice explícitamente tal aserto (Vygotsky, 1991, p.389). Desde mi perspectiva, tal “aplicación” tiende a borrar importantes diferencias entre la obra de Vygotskiy y otras psicologías marxistas (especialmente las más deudoras de la Teoría del Reflejo de Lenin, como la teoría de la actividad de Leóntiev o la de Rubinshtéin (Leontiev, 1978a; 1978b; Parker, 1999). Esa defensa de una “aplicación” deja de lado aspectos importantes del marxismo creativo de Vygotskiy en temas como la objetividad psicológica, psique (espíritu) y dualismo. Un análisis inmanente debe evaluar la efectiva relación de Vygotskiy con textos clásicos del marxismo. Sobre todo, es importante recordar el recurrente diagnóstico Vygotskiano, de que la relación entre marxismo y psicología nunca fue hecha partiendo del punto-de-vista de la psicología – tarea inmensa cuya realización es iniciada en el texto “Significado [Sentido] Histórico de la Crisis en Psicología” (que abrevio como SHCP de aquí en adelante).

En estos dos artículos que presento sobre el materialismo vygotskiano, procuro estudiar el marxismo del autor en sus preocupaciones ontológicas y epistemológicas. Con la intención de sustentar que Vygotskiy desarrolla una forma singular de materialismo, pretendo subrayar las similitudes y diferencias entre su trabajo y el de autores como Engels, Plejánov, Lenin, Espinosa y otros. El compromiso es el de apoyar la construcción de una psicología comprometida con un ethos socialista; la liberación de los oprimidos, la creación de un nuevo hombre para una nueva sociedad (Vygotsky, 2003; Vygotski, 1991b; Yasnitsky, 2011). Eso significa que, por ejemplo, hay importantes implicaciones políticas para entender la consciencia
(1) de acuerdo con una epistemología mecánica, epifenómeno o simple “reflejo de la realidad objetiva” (como en la perspectiva marxista-leninista, así como en algunas secciones del “Materialismo y Empiriocriticismo” de Lenin, en el cual se defiende la adecuación a la consciencia “correcta” asumida por la vanguardia comunista, ver Lenin, 1975).
(2) como fenómeno, restringido a la relación externa entre individuo y su medio, o en una perspectiva más amplia que abarca “aspectos psicofísicos” (relaciones mente-cuerpo, la mayoría de las cuales se implica en los afectos), o como objeto empírico (de conocimiento) impregnado en el cuerpo, medio (sriedá) y su desarrollo, tal como reconoce Vygotskiy (1991; 1987).

En su guerra contra el dualismo, interrumpida por la tuberculosis, dudó entre diferentes objetos (epistemológicos) para la psicología (como consciencia, persona y personalidad). Esta duda ha creado contratiempos en la comprensión de la ontología específica de Vygotskiy, así como las muchas otras razones que pueden haber alejado a sus lectores de los brillantes comentarios sobre materialismo (problemas en las ediciones, agendas contemporáneas de las psicologías histórico-cultural y de la actividad, etc).

A largo plazo, defiendo la importancia de las ideas vygotskianas para discutir el cambio social en una coyuntura de un desarreglo político de la clase trabajadora, que batalla por una nueva consciencia, nuevas rutas y nuevas formas de organización política (Antunes & Alves, 2004). Entender el materialismo vygotskiano y desarrollar sus consecuencias prácticas y teóricas para una lucha anticapitalista es un desafío más amplio que la propia psicología – y también compensa los esfuerzos de evaluación del socialismo soviético.

En este sentido, se hace necesario promover el encuentro entre las ideas de Vygotskiy y las necesidades de los movimientos sociales de todo el mundo. Como sugiere D’Andrea, al analizar las protestas en Brasil de 2013:

esta crisis expresa un tipo re emergente de subjetividad revolucionaria que, en contrapartida, está siendo alimentada por la diseminación de las flexibilidades digitales en el empuje de un nuevo imaginario mediático. Aunque algo singular, el caso brasileño también se hace eco de la actual ola de protestas populares globales, al dar elementos que sugieren nuevas formas de movilización popular en proceso de construcción (2014, p.935).

Este primer artículo analiza brevemente el cisma entre marxismo occidental y oriental en lo que toca a las ideas sobre ciencias naturales y sociales. Más adelante, expone las preocupaciones filosóficas de Vygotskiy en sus primeros trabajos psicológicos (“Psicología Pedagógica”, 1924, y “Psicología del Arte”, 1925) y el SHCP. Comento sus argumentos sobre el marxismo y el objeto de la psicología junto al background de sus influencias filosóficas iniciales, especialmente Marx, Plejánov y Espinosa.

El segundo artículo delinea problemas de edición y referencias empleados en el SHCP, al estar  fuertemente concentrado en la variedad de temas epistemológicos y ontológicos que Vygotskiy presentó acerca del objeto de la psicología, ya sea como comprensión de la consciencia (experiencia inmediata, psique, mente) así como sujeto histórico-natural –un proceso/sistema real y en cambio continuo. El argumento materialista del autor lleva a la sorprendente conclusión de que se puede (1) comprender la misma consciencia de modo objetivo; (2) hay una confusión entre espíritu y subjetividad – y esta última no es el objeto de la psicología.

Cuestiones ontológicas y epistemológicas para la psicología (y cómo ellas aparecen en los primeros trabajos psicológicos de Vygotskiy)

La palabra psicología puede referirse a un objeto epistemológico, a un campo temático, una disciplina o una profesión (Teo, 2009). Al destacar la situación de la psicología como un campo problemático, el autor explica tres grupos de preocupaciones a las cuales se debe atender al hablar sobre las bases problemáticas de la psicología – ontológicas, epistemológicas y éticas. La dimensión ontológica de la psicología se refiere al estudio del Ser, o de las características básicas de la realidad. Esas preocupaciones incluyen cuestiones sobre características específicas del objeto de la psicología (su objeto de conocimiento): ¿es la consciencia, la subjetividad, la personalidad o el comportamiento? ¿Cómo podemos comprender el problema mente-cuerpo al interior de ese objeto? ¿Cuales teorías sobre la naturaleza humana subyacen al desarrollo de una psicología histórico-cultural? Y debo agregar: ¿Es la psicología una ciencia natural, social o de otro tipo, intermediaria entre esos campos, o ninguna de las anteriores?

Típicamente, las preocupaciones epistemológicas requieren reflexiones sobre la naturaleza del conocimiento y vías para obtenerlo. Ontología y epistemología están, en la práctica, interconectadas. Las afirmaciones ontológicas tienen consecuencias epistemológicas y metodológicas (Teo, 2009) a despecho de ser  ignoradas por la psicología hegemónica, y esta es una razón para afirmar que la psicología es un campo problemático. Entre tanto, como es reconocido por muchos (Danziger, 1994; 1997; Parker, 1989; Smith, 2005; Figueiredo, 2010; Teo, 2009; Fox, Prilleltensky, & Austin, 2009), sus nociones filosóficas son implícitas, no basadas en una argumentación crítica hecha por los propios investigadores y solo tienen sentido cuando están inmersas en la cultura y la sociedad en las cuales se desarrollan. Hacking (1995) defiende que los “conceptos de comportamiento, acto o temperamento son formulados en la expectativa de intervenciones futuras o inmediatas en las vidas de los individuos” (p.351). Todos los conceptos sobre los humanos tienen propósitos prácticos, hasta cuando son teóricos – Danziger (1990), en una crítica de la psicología como “ciencia natural” positivista, considera que las psicologías, más que ser especulativas, interactúan con la sociedad para amasar benefactores, clientes, financiamiento público y muchas otras fuentes de poder político.

Naturaleza, partidismo y sociedad bajo la bandera del marxismo

Cuando se trata de Vygotskiy, se debe observar que una “tarea mayor” de la dictadura del proletariado, especialmente después de la victoria de los bolcheviques en la guerra civil (1918-1921), fue crear una nueva sociedad. El enorme imperio ruso, con sus paisajes de naturaleza salvaje, estaba listo a ser transformado no por un hombre, sino por el pueblo ruso en su propio beneficio. Para llegar a esa meta, era indispensable desarrollar un nuevo elenco de ciencias proletarias, especialmente después del decreto “Sobre la Importancia del Materialismo Militante” en 1922, (ver Lenin, 1972), el cual impulsó a la intelligentsia a luchar por el materialismo en todos los campos del conocimiento (van der Veer & Valsiner, 2001). Aún así, de acuerdo con el partidismo leninista, la busca de un conocimiento proletario no debía ser directamente controlada por el Partido (Joravsky, 1961).

Al contrario de la estructura de las ciencias occidentales que – grosso modo – separa las ciencias humanas y naturales (aspecto que influyó en Wundt a crear dos psicologías, la fisiológica y la de los pueblos, ver Araujo, 2006), los marxistas rusos trataron llevar todas las ciencias bajo el paraguas marxista – o bajo la bandera del marxismo. Como percibió Marcuse (1958), los principios marxistas precisaban transformar las instituciones clave y sus objetivos, que deberían encajar en la nueva sociedad. Esas ideas se insertarían en una dinámica histórica que superaba las intenciones de liderazgo y al cual ellas mismas podían sucumbir.

Hay que decir unas palabras en la justificación de tal abordaje. La teoría marxiana se propone ser esencialmente una nueva filosofía, substancialmente distinta de la principal tradición de la filosofía occidental. El marxismo defiende contemplar esta tradición haciendo pasar la ideología a la realidad, de la interpretación filosófica a la acción política. Por ese motivo, el marxismo redefine no solo las principales categorías y modos de pensamiento, sino también la dimensión de su verificación; su validez está para ser determinada por la situación histórica y la acción del proletariado (Marcuse, 1958, p.9).

Este era el contexto histórico en que las diferencias ontológicas, epistemológicas y éticas entre la psicología vygotskiana y la psicología clásica alemana comenzaron a formarse. Un “cisma” entre el marxismo occidental y el oriental comenzó a evolucionar en especial después de las  revoluciones comunistas (ver Hunt, 2009; Marcuse, 1958, y Foster, 2013). El desacuerdo  principal fue: ¿el materialismo dialéctico debería ser aplicado solamente al dominio humano – sociedad e historia – o también a la naturaleza y a las ciencias naturales? El clásico argumento de Lukács en “Historia y Consciencia de Clase” (Foster, 2013; Royale, 2014) es que Engels, en la inacabada “Dialéctica de la Naturaleza” (Engels, 1979), siguió la pista errónea de Hegel al aplicar la dialéctica a la naturaleza. Como observa Foster:

Sería difícil exagerar la importancia de esa limitación para el marxismo occidental, que la vio como uno de los elementos clave de la separación entre Marx y Engels y del marxismo occidental de aquel de la segunda y tercera internacionales. Eso anunciaba una línea de fuga de la preocupación directa con los temas de la naturaleza material y la ciencia natural que caracterizó mucho del pensamiento marxiano hasta ese momento (2013, p.2).

Sin embargo, aunque Marx había escrito menos sobre ciencias naturales que Engels, eso se debió más al respeto para con éste. El “segundo violín” del marxismo había estudiado ciencias naturales más que Marx y ellos no discordaban en ese tema (Hunt, 2009, y Joravsky, 1961). Además, de acuerdo con muchos académicos occidentales (Foster, 2013), Engels equiparó las leyes sociales a las leyes naturales objetivas, alimentando un materialismo mecánico que repentinamente degeneró en un discurso estalinista marcado por unas pocas ideas acerca del “Materialismo Histórico” y del “Materialismo Dialéctico” (distinción primero realizada por Plejánov, de acuerdo con Hunt, 2009). Sin embargo, la perspectiva de Stalin se volvió hegemónica en el marxismo soviético solo después del Gran Giro (1929- 1932, ver Todes & Krementsov, 2010), cuando la Unión Soviética también llevó el “materialismo vulgar” estalinista a las mencionadas internacionales, influyendo – la mayoría de las veces, no de modo positivo – los movimientos proletarios de todo el mundo (Marcuse, 1958; Deutscher, 1970).

El materialismo mecánico de Stalin marcó el fin de una era favorable al partidismo leninista en las ciencias. Estaba lejos de expresar la variedad de comentarios que bullían en la filosofía de las ciencias soviéticas, relacionados con las discusiones de Espinosa, Hegel, Marx y Engels (y Plejánov y Lenin como intérpretes de aquéllos) con respecto al desarrollo de un materialismo (Maidansky, 2003). Al centrarse en el Círculo de Vygotskiy, Yasnitsky (2009, p.45) identifica, durante los años 1920, una estructura en cuatro capas de conocimiento científico y práctica social, del nivel más general y abstracto al menos general y más concreto (filosofía Marxista, teoría [científica] general, teorías aplicadas intermediarias, práctica social). Es posible relacionar esa estructura en capas a la percepción de Joravsky (1961, p.5), que la filosofía de Marx y Engels no parecía ser una ciencia aislada, o una descripción exhaustiva de toda la realidad científica. Podía ser entendida como una visión-del-mundo (mirovozzrenie) marxista, cruzando las fronteras entre filosofía, ciencia y práctica social.

Se disputaba el significado de la propia dialéctica: Joravsky (1961, pp.80-81) describe cómo Lenin (1972) defendía una reinterpretación de la dialéctica hegeliana para las ciencias naturales y el materialismo. Entretanto, ese programa no fue muy difundido en aquella época. En cuanto al análisis de Yasnitsky (2009), el Gran Giro introdujo un nuevo partidismo: un control de las ciencias sobre el Partido Comunista de la Unión Soviética, apadrinando el “practicismo” como  dogma. Las ciencias debían tener un impacto práctico en la construcción del socialismo de modo que el Partido pudiese comprender. Para restaurar la estructura en cuatro capas, el Estado Soviético parió un híbrido compuesto por dos capas de filosofía marxista y teoría general (más la práctica social y las disciplinas aplicadas).

El Segundo Congreso Psiconeurológico (1924) inauguró una campaña por la reconstrucción marxista de la psicología. Kornílov contrató a Vygotskiy para el Instituto de Psicología Experimental de Moscú (Joravsky, 1989). El desarrollo de una psicología marxista por Vygotskiy (1924-1934) no fue enteramente realizado, pero abordó las tres preocupaciones filosóficas descritas por Teo (2009), desarrollándose en la estructura de cuatro capas identificada por Yasnitsky (2009).

Algunos de los primeros trabajos de Vygotskiy: el objeto de la psicología desde un abordaje ontológico y epistemológico

En el primer capítulo de su libro psicológico inaugural, “Psicología Pedagógica” (1924), Vygotskiy reflexiona sobre el objeto de la psicología y su evolución a partir de las ideas metafísicas sobre el alma humana, hacia una ciencia de la naturaleza para la cual la consciencia es movimiento interno. Menciona libremente la psicología como ciencia “que los psicólogos norteamericanos nombran como ciencia del comportamiento de organismos vivos” (Vygotsky, 2003, p.38). Tales psicólogos tomaban el comportamiento como cualquier movimiento, externo o interno, de un organismo; ciencia biológica de la interacción entre organismo y ambiente, la “psicología estudia el comportamiento del hombre social y las leyes por las cuales este comportamiento cambia” (p.40). Voilà su primera tentativa de definir un objeto de conocimiento para la psicología que debe ser totalmente superado en el futuro de esa ciencia.

Vygotskiy indicaba leer la “vieja psicología” (término que, grosso modo, incluía las escuelas alemanas directamente conectadas con la psicología fisiológica de Wundt, como las de Leipzig y Würzburgo, y también a otros autores, como William James; ver Toassa, 2013) a través de la ciencia de los reflejos condicionados. El experimento era el método aceptable para esta nueva ciencia natural. Sin embargo, a partir de esta amonestación básicamente reduccionista, común también entre marxistas rusos (Joravsky, 1989), Vygotskiy gradualmente introdujo un abordaje cada vez más holístico e integral. La “Psicología Pedagógica” confunde a muchos. Aunque clame, inicialmente, por una lectura nueva de la vieja psicología a través de la ciencia de los reflejos condicionados, un análisis integral de las reacciones, impregnada de la reactología de Kornílov, era más importante que la noción de reflejo (Toassa, 2013). Como podemos leer abajo:

El concepto de reacción ayuda a incorporar el comportamiento humano a la larga serie de adaptación del movimiento biológico de todos los organismos, desde el más bajo al más elevado; [ayudándonos] a conectarlo a los fundamentos de la vida orgánica en la tierra, a descubrir los prospectos ilimitados para el estudio de la evolución y considerar el aspecto biológico del comportamiento de modo más amplio. (Vygotsky, 2003, p.49)

Vygotskiy argumenta que el reflejo es un concepto estrictamente fisiológico; pero una reacción es un concepto biológico más amplio. Es difícil precisar las fuentes de ese holismo inicial. Como argumenta Vieriesov (2005), la orientación filosófica de Vygotskiy fue más amplia que el marxismo y su primera tentativa de desarrollar un marxismo filosófico como ciencia monista y materialista fue más pavloviana que verdaderamente basada en una ontología y epistemología marxistas. A través de un análisis de referencias y su disposición en “Psicología Pedagógica”, es posible identificar dispersión y eclecticismo. Engels y Plejánov, tan importantes para el SHCP, no son citados.

Sin embargo, los pupilos de Vygotskiy sustentaron que él estudió a Marx, Engels y Plejánov incluso antes de la Revolución (Joravsky, 1989). A pesar de no citar a Plejánov en “Psicología Pedagógica”, un pensamiento plejanovista es desarrollado en “Psicología del Arte” (compuesta en su mayoría entre 1917 y 1924, época también de “Psicología Pedagógica”, ver fechas en Veresov, 1999; van der Veer & Valsiner, 2001). Los “Problemas Fundamentales del Marxismo” de Plejánov (1908/1969; citado en el SHCP) son cruciales para “Psicología del Arte”, y pudieron ser una fuente para su monismo precoz.

En sus memorias, Luria (1992) relata que, cuando un grupo de investigadores interesados en construir una psicología marxista se formó alrededor de Vygotskiy a partir de 1924, el bielorruso cambió el foco de ellos sobre Höffding y otros hacia el estudio del “Capital” de Marx. Otras evidencias confirman el relato luriano: una idea bastante popular del Capital fue tomada  por Vygotskiy (1999b; 2003): “desde el principio, la abeja supera a más de un arquitecto al construir su colmena. Desde el inicio, la construcción ya estaba hecha en su cabeza” (Vygotsky, 2003, p.256). Esta breve afirmación subrayó la correspondencia entre la realidad objetiva y la consciencia humana, aunque no trae consecuencias filosóficas más profundas para la estructura del libro.

Reflexiones posteriores a 1925 (Vygotsky, 1999b) criticaron el dualismo al traer a primer plano una preocupación ontológica sobre el objeto del conocimiento de la psicología – como ciencia de la consciencia o del comportamiento. La “analogía del arquitecto” muestra la unidad entre planeación y acción. Como afirma Joravsky: “Él estaba procurando un entendimiento unificado de los seres humanos como objetos naturales con mentes conscientes” (1989, p.261).

En defensa de una lectura marxista de la psicología de Vygotskiy, Elhammouni defiende, a partir de un comentario casual de aquél en “Psicología Pedagógica”, que las “relaciones sociales de producción son la unidad de análisis apropiada de los fenómenos mentales humanos” (p.89). Aunque da un concepto familiar a los lectores de la crítica de la economía política marxiana, pienso que esa interpretación de Elhammouni omitió que la “Psicología Pedagógica” fue escrita antes de la concepción del método de análisis por unidades (datado por Veresov, 1999, p.227), lo que marcó un materialismo psicológico más desarrollado con la   psicología histórico-cultural de Vygotskiy, de 1927 en adelante.

En mi perspectiva, el “brote filosófico” marxista más importante para “Psicología Pedagógica” está en la página 40, al presentar otras ideas que el autor no niega, sino que desarrolla posteriormente. Ahí se argumenta que la psicología debería ser materialista (al escrutar el comportamiento humano como una serie de movimientos y reacciones con todas las propiedades de un ser material, social); su método, objetivo (basado en fuentes verificables) y dialéctico (conectando comportamiento social con otros procesos internos al organismo, sujeto a leyes naturales en general).

Además de conocer a Marx y Plejánov, es válido mencionar que Vygotskiy también conocía a Espinosa a mediados de los años 1920. Algunos consideraron a Espinosa como el filósofo favorito de Vygotskiy (Leontiev, 1991; Joravsky, 1989). Es un hecho que Plejánov, el padre del marxismo ruso, también comenzó a desarrollar una tradición marxista afín a Espinosa (Kline, 1952), continuada por Deborin.

a pesar de las intenciones vygotskianas de realizar una apropiación crítica de Espinosa, los pocos comentarios sobre el filósofo implican cuestiones éticas y epistemológicas de gran importancia para la función de una nueva psicología materialista. Cuestiones como: ¿qué es la naturaleza humana? ¿Es posible imaginar un modelo alternativo para ella? ¿Cómo modificarlo? Espinosa por cierto podía auxiliar en el desarrollo del conocimiento y dominio de las propias pasiones. En mi perspectiva, esas preocupaciones están ausentes de la filosofía deboriniana, aunque eso no se pueda confirmar sin analizar más del trabajo de Deborin – que escribió al menos tres artículos sobre Espinosa (Toassa, 2014).

El pensamiento de Plejánov, como afirma Allen (1969): “estaba tan comprometido con el establecimiento del marxismo como una filosofía – contra aquellos que lo veían solo como historia, economía y política – que enfatizó las continuidades del pensamiento materialista sin una completa evaluación crítica del materialismo antes de Marx” (p.13). Esta idea ciertamente se aplica al análisis de Feuerbach y Spinoza por Plejánov (1969), que Vygotskiy aprovechó en un libro sumergido en la crucial argumentación vygotskiana sobre materia y consciencia, mente y cuerpo (o SHCP).

La “Psicología del Arte” (al menos parcialmente compuesta en el período de Gómiel, entre 1917-1924, ver Veresov, 1999) comienza con Espinosa:

Hasta ahora, nadie ha establecido los límites de lo que puede el cuerpo... Se debe tener en cuenta, empero, que no es posible que solo de las leyes de la naturaleza, considerada como puramente corpórea, podamos ser capaces de deducir las causas de los edificios, los cuadros y cosas por el estilo que solo son producidas por el arte humano; tampoco el cuerpo  humano, si no estuviera determinado y conducido por la mente, sería capaz de construir un solo templo. Pero ya he señalado que no se sabe lo que puede el cuerpo, o lo que puede ser deducido de la sola consideración de su naturaleza. (Espinosa, citado por Veresov, 1999, p.90)

Ese epígrafe espinosiano muestra la centralidad de las reflexiones de Vygotskiy sobre el cuerpo. Sin embargo, el autor señala persistentes preocupaciones acerca de cómo las emociones tienen una expresión central y periférica. La reacción, como un concepto psicofísico, también aparece como objeto de la “Psicología del Arte”. Este Vygotskiy “reactológico” se preocupa de la reacción estética como objeto de la “Psicología del Arte”.

Una idea interesante era que los mismos sentimientos (como emociones/afectos percibidos), desde una perspectiva subjetiva, son parte de la realidad. Él sustenta la “ley de la realidad de los sentimientos”, la cual, para mí, prácticamente coincide con la noción espinosista de que cuerpo y mente (ciertos modos del pensamiento y de la extensión) son reales como parte de la naturaleza o substancia única. Esta es la idea central del monismo espinosiano. En palabras de Vygotskiy, se funda ahí la paradoja de la “realidad de la experiencia” en contraste con la  realidad en sus propiedades autónomas con respecto al individuo; independiente de la consciencia que experimenta el mundo a su alrededor.

Podemos ilustrar esto con el ejemplo  siguiente: si a la noche confundimos un abrigo colgado en nuestro cuarto con una persona, nuestro error es obvio, la experiencia es falsa y vacía de contenido real. Pero el sentimiento de miedo experimentado en el instante que el abrigo fue visto es muy real. Eso significa que, esencialmente, todas nuestras experiencias fantásticas tienen lugar en una base emocional completamente real. (Vygotsky, 1971, capítulo 9)

Consideraciones finales

Es notable que, al tratar el tema del objeto de la psicología en la obra de Vygotskiy, los comentaristas tiendan a subrayar las ideas sobre la consciencia como la relación entre el individuo y su medio (también la perspectiva marxista más tradicional sobre el tema, como vemos en Plejánov, 1969; Engels, 1979; Lenin, 1975). Prevalece la pesquisa sobre los procesos cognitivos en detrimento, por ejemplo, de la psicología del arte (ver Joravsky, 1989), y los lectores de Vygotskiy tienden a descuidar su argumento filosófico sobre la realidad y la naturaleza, o sea, su perspectiva ontológica. El intelectualismo cognitivista es más fuerte que el del propio Vygotskiy – que persistió en el camino de un racionalismo marxista, no de una perspectiva cognitivista como sus más tradicionales intérpretes occidentales. Él nunca dejó de lado las conexiones entre cuerpo y mente (el “problema psicofísico”) como parte crucial de una psicología materialista. El objetivo de desarrollar una psicología del arte epistemológicamente objetiva y además lo suficientemente amplia para admitir y analizar la realidad de los sentimientos en una perspectiva marxista fue alimentado al menos de 1925 a 1933 (ver Vygotsky, 1999a).

En “Psicología Pedagógica” y en “Psicología del Arte”, el autor no discute con más amplitud la relación entre materia y consciencia. Es válido afirmar que el trabajo, como condición ontológica para la génesis del ser social, tampoco había sido sistemáticamente debatido en ambos libros. Sin embargo, tal concepto desempeña un papel esencial en sus visiones sobre la ciencia como proceso histórico-natural, como argumento en la segunda parte del presente análisis: las fuentes marxistas e ideas del SHCP, su más amplio manuscrito para la remodelación de la psicología al interior de otras ciencias y del marxismo, son muy diferentes con respecto a los textos aquí analizados.

Referencias:

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