Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

miércoles, 24 de junio de 2015

Cenci


EL CONCEPTO DE TRABAJO EN VYGOTSKI: APROPIACIÓN Y DESARROLLO DE LAS PROPUESTAS DE MARX/ENGELS
Adriane Cenci
En: Trabalho Necessário; Ano 10, Nº 15/2012.

Traducción: Efraín Aguilar

Introducción

Trabajo aquí será entendido como la transformación de la naturaleza por el hombre. El concepto de trabajo ha aparecido en muchas construcciones teóricas de diferentes áreas. En los escritos de Marx y Engels es central y la importancia de las reflexiones establecidas por ellos ha sido apropiada por otros estudiosos, de modo que han llevado el concepto de trabajo a otras áreas de investigación. En esa perspectiva, se ha visto varias investigaciones en la educación que toman el trabajo como categoría a ser investigada y desarrollada en articulación con los temas referentes a la escuela y la escolarización. Lo que se propone en el texto difiere de ellas. En realidad se trata, mucho más, de una mejor comprensión de la propia idea de trabajo que la aplicación práctica del concepto. Estudiando el legado teórico de Vygotski1 se percibe la influencia significativa de las ideas de Marx, siendo que el concepto de trabajo es un óptimo ejemplo para demostrar tal aproximación.

1 Esa es la grafía escogida y que será utilizada a lo largo del texto: Vygotski. Con todo, algunos autores y traductores lo hacen de modo diferente: Vygotsky o Vigotski. Se preserva el original de las obras al transcribir citas y referencias.

En ese sentido, en los últimos años hay investigadores brasileños que se dedican al estudio de Vygotski tratando rescatar los fundamentos que guiaron las ideas del teórico bielorruso al mostrar las relaciones que él establece con las proposiciones marxistas. Con todo, la mayoría de esas pesquisas – merece destacar los análisis de Duarte (2000) y Tuleski (2008) – se han dedicado a la cuestión del método. Ese es, de hecho, el aspecto que Vygotski mejor demarca/desarrolla con relación a Marx.

Vygotski se ocupó en varios escritos de la discusión de la metodología y de las pesquisas que buscaban rescatar el análisis del método. Él percibía que la psicología de la época estaba en crisis, carecía de unidad para constituirse en ciencia, acreditando que la raíz de las dificultades estaría en la cuestión del método.2 Para Vygotski sería preciso construir en la psicología categorías como las que Marx estableció para el análisis de la sociedad: “La psicología precisa de su El Capital – sus conceptos de clase, base, valor, etc. – con los cuales pueda expresar, describir y estudiar su objeto” (2004, p.393).

2 Método comprendido en forma amplia, no solo como procedimiento. Este es el sentido de la palabra utilizado a lo largo del texto.

Es importante resaltar que Vygotski no estaba refiriéndose al uso de las mismas categorías; para el autor la nueva psicología no debería tomar simplemente las citas y conceptos de Marx,  sin construir los propios. Una aplicación directa del materialismo dialéctico no le parecía acertada, era necesario comprender la esencia del método de Marx e inferir la propia psicología sus principios generales.

La discusión a profundidad del método merecería un análisis aparte, y es fructífera la reflexión en ese sentido.3 Sin embargo, aquí la propuesta es discutir específicamente el concepto de trabajo.

3 Hay bastante material a ser considerado en la discusión del método. Es preferible aquí solo apuntarlo para  no dejar pasar esa cuestión importante cuando se propone pensar las confluencias entre Marx y Vygotski.

Se aclara que el análisis que se hace de la categoría de trabajo en Marx y Engels es bastante elemental, pero posibilita comprender temas esenciales del pensamiento de los autores. Se dialogará básicamente con dos textos: “Trabajo Alienado” escrito por Karl Marx, parte de los “Manuscritos Económico-Filosóficos” (1844) y “Sobre el papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” de Friedrich Engels (1876). Para la lectura de esas obras también se busca bases en los comentarios de Manacorda (1991).

Se rescata además algunas ideas de Marx y Engels que el propio Vygotski y sus colaboradores y seguidores exponen. Al regresar a la obra de Vygotski se busca los pasajes en los cuales el  autor discurre sobre la cuestión del trabajo y otros conceptos relacionados.

En esa dirección, lo que aquí se presenta es caracterizado como un ensayo teórico que solo pretende lanzar algunas ideas sobre el concepto de trabajo en la Teoría Histórico-Cultural. De ningún modo se agotan las posibilidades de relaciones, se trata, más bien, de una interpretación, una lectura que busca encuentros en las propuestas de Marx/Engels y de Vygotski.

Trabajo en Marx/Engels y la apropiación de ese concepto por Vygotski

El trabajo ocupa un lugar destacado en la propuesta teórica de Marx y Engels. Pero la comprensión de ese concepto en la obra de los autores requiere atención, ya que el significado de trabajo cambia conforme al contexto en que el concepto es empleado. Manacorda (1991) señala que la expresión “trabajo” puede significar tanto la actividad del trabajador, como el producto de esa actividad y, principalmente, que el trabajo tendría dos sentidos: una expresión negativa, como alienación, y otra en el sentido de actividad vital.

En gran parte de los escritos de Vygotski predomina el trabajo entendido como actividad vital, lo que no significa que él ignore el carácter alienante de éste. Aborda el segundo sentido de trabajo, especialmente, en el texto que discute y reitera las ideas de Marx/Engels, en “La Transformación Socialista del Hombre”. De todos modos, se da la secuencia al abordar los dos sentidos buscando comprender lo que está en juego en ese doble carácter que nos presenta el trabajo.

Trabajo como alienación

La “expresión negativa” de trabajo es expuesta con claridad por Marx en los Manuscritos Económico-Filosóficos. El trabajo como alienación sería premisa de la economía política, entendido junto con las premisas de propiedad privada, de separación del trabajo, capital y tierra, así como de salario, lucro, arrendamiento, competencia, valor, cambio, mercancía, etcétera (MARX, 1844). Es el trabajo asalariado productor de capital.

En esa acepción de trabajo, el propio trabajador se vuelve mercancía. Ahí Marx ve un primer nivel de alienación: la alienación del trabajador en su objeto – cuanto más el trabajador produce, más valor crea y él menos vale.

Siendo ese trabajo externo al trabajador, Marx demarca otro nivel de alienación: la alienación con el proceso de producción. El trabajo aparece como forzado, no para satisfacer necesidades directas, sino como medio para suplir necesidades.

Un tercer nivel de determinación es la alienación del propio ser humano, del ser genérico. El trabajador pierde lo “humano” al trabajar solamente para sobrevivir, para mantener la existencia – de modo que se torna igual a los animales al abdicar de su actividad vital consciente:

La actividad vital consciente distingue al hombre de la actividad vital de los animales: es por esa razón que es un ser genérico. O mejor, solo es un ser autoconsciente, esto es, su propia vida es un objeto para él, porque él es un ser genérico. Solo por eso su actividad es actividad libre. El trabajo alienado invierte la relación, pues el hombre, siendo un ser autoconsciente, hace de su actividad vital, de su ser, únicamente un medio para su existencia (MARX, 1844, p.24).

En ese punto podría ser propuesta una aproximación a los conceptos de especie humana y género humano, y de individuo en sí e individuo para sí elaborados por Duarte4 (2001). Él define el ámbito relacionado en sí a la especie humana en cuanto ser biológico (especie humana), como individualidad espontánea no acompañada de reflexión; y la categoría de para-sí sintetizaría las posibilidades máximas del desarrollo libre y universal de la individualidad, es la formación del individuo en una relación consciente con el género humano – género humano expresando la síntesis, en cada momento histórico, de toda objetivación humana hasta el momento. Duarte ejemplifica esos conceptos de en-sí y para-sí:

Las objetivaciones genéricas en-sí forman la base de la vida cotidiana y están constituidas por los objetos, por el lenguaje y por los usos y costumbres. Las objetivaciones genéricas para-sí forman la base de los ámbitos no-cotidianos de la actividad social y son constituidos por la ciencia, por el arte, la filosofía, la moral y la política. Las objetivaciones genéricas en-sí son producidas y reproducidas por los seres humanos, sin que necesariamente estas mantengan una relación consciente con esas objetivaciones y con el proceso de su producción [...] Lo mismo no se puede dar con las objetivaciones genéricas para-sí [...] el proceso de constitución de la esfera de las objetivaciones para-sí fue un gran avance en la humanización del género humano (DUARTE, 2001, p.32-33).

4 Newton Duarte es un investigador brasileño que se ha dedicado al estudio, principalmente, de Vygotski y Marx. En el estudio que hace de lo que denomina vida cotidiana, en la cual relaciona los conceptos de en sí y para sí, también busca bases en Agnes Heller.

Se comprende la objetivación como producto del trabajo y del conocimiento desarrollado y acumulado históricamente. Duarte (2001), apoyándose además en Marx, ve la dualidad del desarrollo de las objetivaciones para-sí que, al constituirse por un lado en desarrollo del género humano y, por otro, al surgir por ese proceso de la división social del trabajo, reproducen también la alienación.

Duarte (2001) defiende que se supere el reino de las necesidades ligado a la manutención de la vida cotidiana, a la esfera del en-sí. El desarrollo pleno del individuo se haría solamente en las objetivaciones genéricas para-sí, o sea, en la actividad vital consciente. En esto además hace referencia a la idea vygotskiana de la importancia de la apropiación por el individuo de la experiencia, de los conocimientos producidos históricamente (ciencia, arte, moral, etc.), que es en ese proceso que el individuo se apropiaría de la humanidad, haciéndose humano (género humano).

En el proceso de alienación en el trabajo expuesto en los Manuscritos de 1844, hay además un cuarto nivel de manifestación de la alienación: el hombre acaba alienado de los otros hombres. Los hombres no se relacionan más como sujetos, solo como trabajadores; el hombre extraño al propio hombre.

En resumen, se señalan las diferentes alienaciones como consecuencia de las que le anteceden; así se tiene: 1º) alienación del producto, 2º) alienación del proceso, 3º) alienación de la humanidad, 4º) alienación de las relaciones sociales.

Al hablar de actividad humana como trabajo alienado es imprescindible demarcar que esa alienación es un resultado histórico, origen de la división social del trabajo que cada vez se vuelve más acentuada. Así se tiene la división entre trabajo manual y trabajo mental, entre actividad espiritual y actividad material, entre placer y trabajo, entre la producción y el consumo (MANACORDA, 1991).

La división del trabajo acaba por dividir al propio ser humano, que ya no puede desarrollarse como ser íntegro, sino que vale más por la capacidad de repetición y especialización en determinada parte del proceso productivo. Vygotski, al tener como referencia las tesis de Marx comenta:

En un extremo de la sociedad encontramos la división [alienación] entre el trabajo intelectual y el material, la separación entre la ciudad y el campo, la explotación implacable del trabajo de niños y mujeres, la pobreza e imposibilidad de un desarrollo libre y multilateral del pleno potencial; y en el otro extremo, ocio y ostentación. De todo eso resulta no solo el tipo humano auténticamente útil que se diferencia en varios tipos, en diferentes clases sociales – que a su vez, permanecen en agudo contraste entre sí –, sino también la corrupción y la distorsión de la personalidad humana, así como una sujeción a un desarrollo inadecuado, unilateral, en el interior mismo de todas esas diferentes variantes tipológicas humanas (VIGOTSKI, 1930, p.3).

De todas las posibilidades de desarrollo del potencial humano parece que arribamos al polo opuesto, especie de involución. Se sacrifica gran parte de las facultades físicas y espirituales para que se desarrolle solo una forma de actividad. Aquí el análisis histórico defendido por Vygotski (1930, 1995, 2004) y también por Marx y Engels, hace recordar  que ese “resultado” no es inherente al trabajo o la producción de modo general, sino a las formas capitalistas de división del trabajo, de industrialización, de división de clases, etc.

Con todo, ese mismo análisis histórico, viendo hacia adelante, señala que la superación de la condición de unilateralidad estaría contenida en el proceso mismo de producción capitalista, una vez que el trabajo enfrentado de otro modo es esencial para el desarrollo unilateral del hombre – en la combinación de enseñanza y trabajo, de trabajo físico y trabajo intelectual es que se pueden desarrollar las potencialidades humanas por completo.

Trabajo como actividad vital

Antes de ser alienación, el trabajo es la actividad que confiere las características singulares del propio hombre. Engels (1876) defiende la idea: “[El trabajo] Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. En tal grado que, hasta cierto punto, podemos afirmar que el trabajo creó al propio hombre” (p.4).

El  hombre pasa a diferenciarse de los animales cuando crea/produce medios para satisfacer sus necesidades. El animal se hace de inmediato uno con su actividad vital, establece una relación directa para suplir las necesidades.

Vygotski (1995, 2009) se apropia de esa idea al afirmar que el hombre no se relaciona directamente con el mundo, sino siempre en relaciones que son mediadas a través de signos y herramientas. El concepto de herramientas (o instrumentos) tiene relación directa con la categoría de trabajo. El hombre hace de la naturaleza cuerpo inorgánico, en las herramientas amplía su propio cuerpo y en el proceso de modificar el medio también se  modifica a sí mismo.

Engels (1876) destaca además que con el desarrollo del trabajo también se fueron multiplicando las actividades en grupo; y la actividad conjunta creó la necesidad de comunicación, de decir algo unos a otros. De ese modo, también podemos señalar el lenguaje, el origen de los signos, en el trabajo. Entonces, en el trabajo se origina la cultura y la historia humanas.

El desarrollo de los signos y herramientas permite el hombre controlar la propia conducta. En cuanto las herramientas amplían la acción, modifican elementos externos; los signos – comprendidos como herramientas psicológicas – amplían las capacidades cognitivas. Aquí aparece la idea de internalización5 y de desarrollo de las funciones psicológicas superiores6 que impregnan gran parte de la obra de Vygotski; de ahí también el énfasis dado al lenguaje7 en el desarrollo humano. De esa forma, gracias a los signos, el hombre es capaz de operar mentalmente sobre el mundo.

5 Internalización es la reconstrucción interna de las operaciones externas. Para Vygotski (1995) toda operación interna – el pensamiento – es antes operación externa. Es el paso de lo que el autor denomina plano interpersonal hacia el plano intrapersonal. Pasan de funciones interpsicológicas a intrapsicológicas.

6 Las funciones psicológicas superiores son mecanismos psicológicos más sofisticados, típicos del ser humano, que implican el control consciente del comportamiento, acción intencional y libertad en relación a las características del momento y espacio presentes. Difieren así de las funciones psicológicas elementales, que son aquellas presentes en el niño pequeño y en los animales como, por ejemplo, reacciones automáticas, acciones reflejas y asociaciones simples – esas son de origen biológico (VYGOTSKI, 1995).

7 En resumen, para Vygotski (1995, 2009), es el lenguaje (lenguaje estructurado – lengua) que posibilita la organización del pensamiento.

En los mismos dos aspectos – signos y herramientas – Engels (1876) establece la evolución de los simios a hombre: “Primero el trabajo, y después de él y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales sobre cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano” (p.12). Y más adelante complementa: “El trabajo comienza con la elaboración de instrumentos” (ibid, p.15).

Se podría esquematizar la evolución de los monos a hombre primitivo (aspecto en el cual se apoya Engels) y del hombre primitivo a lo que Vygotski y Luria van a llamar hombre cultural; los autores explican así esa segunda fase de la evolución:

Bajo la presión inmediata de las condiciones externas, el hombre, en su lucha activa con el  mundo exterior, aprendió a no usar directamente sus capacidades naturales en la lucha por la existencia, sino a desarrollar primero métodos más o menos complejos para ayudarse en esa lucha. En el proceso de la evolución, el hombre inventó herramientas y creó un ambiente industrial cultural, pero ese ambiente alteró al propio hombre; suscitó formas culturales complejas de comportamiento, que tomaron el lugar de las formas primitivas. Gradualmente, el ser humano aprende a usar racionalmente las capacidades naturales. La influencia del ambiente resulta en el surgimiento de nuevos mecanismos sin precedentes en el animal; por así decir el ambiente se vuelve interiorizado [internalizado]; el comportamiento se torna social y cultural no solo en su contenido, sino también en sus mecanismos, en sus medios. En vez de memorizar inmediatamente algo de particular importancia, el ser humano desarrolla un sistema de memoria asociativa y estructural, se desarrolla el lenguaje y el pensamiento, surgen las ideas abstractas y se crean numerosas habilidades culturales y medios de adaptación – en consecuencia el adulto cultural surge en lugar del adulto primitivo. Aunque las funciones naturales, innatas, son semejantes en el hombre primitivo y en el hombre cultural o, en algunos casos, se deterioran en el curso de la evolución, el hombre cultural difiere enormemente del hombre primitivo por el hecho de que un enorme repertorio de mecanismos psicológicos – habilidades, formas de comportamiento, signos y dispositivos culturales – evolucionaron en el curso del proceso del desarrollo cultural, como también por el hecho de que toda su mente se alteró bajo la influencia de las condiciones complejas que lo crearon (VYGOTSKY, LURIA, 1996, p.179-180).

La cita es extensa, pero es importante presentarla porque sintetiza lo que se viene  argumentando sobre la evolución del hombre por el trabajo en la creación de herramientas y signos. Y, principalmente, en ella los autores ejemplifican la propuesta común también a Marx y Engels de que los cambios históricos que produce el hombre en la sociedad, en la vida material, en la naturaleza, al mismo tiempo también provocan cambios, transforman, al propio hombre.

Se podría decir que la actividad de los animales también transforma la naturaleza; con todo no se le puede llamar trabajo. La actividad de los animales suple necesidades inmediatas y está orientada por el instinto. Engels (1876) identifica la intencionalidad como factor determinante en la diferenciación entre la actividad del hombre y del animal. Vygotski propone la consciencia como lo que diferencia el trabajo humano de la actividad animal y busca en Marx subsidiar esa idea:

Una araña ejecuta operaciones que se parecen a las manipulaciones del tejedor, y la construcción de las colmenas de abejas podría avergonzar a un maestro de obras. Pero hay algo en lo que el peor maestro de obras lleva ventaja, desde el principio, sobre la mejor abeja, es el hecho de que, antes de ejecutar la construcción, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que ya tenía existencia ideal. El operador no se limita a cambiar de forma la materia que le ofrece la naturaleza, sino, al mismo tiempo, realiza en ella su objetivo, objetivo que él sabe que rige como una ley las modalidades de su actuación y la cual tiene que someter necesariamente a su voluntad (Marx apud VIGOTSKI, 2004, p.55).

La consciencia, capacidad de planeamiento y de anticipación utilizando signos internalizados es un proceso psicológico típicamente humano. Mientras los animales actúan por instinto, los hombres actúan, predominantemente, guiados por la consciencia de los propios actos y el resultado de ellos. Complementa esa segunda acepción de trabajo, la síntesis del propio Engels:

Resumiendo: lo que pueden hacer los animales es utilizar la naturaleza y modificarla por el solo hecho de su presencia en ella. El hombre, al contrario, modifica la naturaleza y la obliga a servirle, la domina. Y ahí está, en último análisis, la diferencia esencial entre el hombre y los demás animales, diferencia que, una vez más, resulta del trabajo (1876, p.22).

Engels propone que el trabajo creó al hombre, lo diferenció del mono. Vygotski (1930), apoyándose en las propuestas de Marx, dice que las nuevas formas sociales de trabajo irían a crear al nuevo hombre – nuevo hombre basado en la colectivización, unificación del trabajo físico e intelectual, en los cambios de relación entre los sexos, en el cultivo de las facultades en todas las direcciones.

Engels, que había estudiado el proceso de transformación del mono en hombre, dice que el trabajo creó al último. Consecuentemente, se podría decir que las nuevas formas sociales de trabajo irán a crear al hombre nuevo y que, ese hombre nuevo, se asemejará al antiguo tipo de hombre, al “viejo Adán”, solo en el nombre (VIGOTSKI, 1930, p.12).

La evolución hacia el hombre nuevo solamente podría ocurrir con la elevación de toda la sociedad hacia un tipo diferenciado, más elevado, de vida social. De ese modo tanto la sociedad humana como la personalidad individual darían el enorme salto “del reino de la necesidad al reino de la libertad”8 (VIGOTSKI, 1930).

8 Vygotski hace referencia a la expresión de Engels.

Consideraciones finales

En el análisis de la categoría trabajo, ya sea considerando su significado negativo o positivo, es preciso entenderlo en su carácter histórico y no natural. Eso quiere decir, analizar el trabajo en el proceso del desarrollo que posibilitó al hombre volverse humano, y cómo acabó – debido a la división social de ese mismo trabajo – alienando al hombre en el proceso. Vygotski propuso que cualquier fenómeno fuese considerado en su proceso histórico: “estudiar algo históricamente significa estudiarlo en movimiento. Esta es la exigencia fundamental del método dialéctico” (1995, p.67).

De actividad vital el trabajo se ha vuelto, en la actual sociedad capitalista, actividad alienada. De la división de las actividades del hombre primitivo, que se valía de la colaboración colectiva en actividades como la caza, hasta la máxima división de la producción que visualizamos hoy en el proceso fabril, el trabajo se ha transformado en su relación con el hombre – o en la relación del hombre con el trabajo.9 El hombre primitivo que en el trabajo desarrolló las herramientas para ampliar la acción de sus órganos sobre el medio, en la sociedad capitalista se ha transformado él mismo en herramienta, en máquina:

Si “en la manufactura y en el trabajo artesanal el trabajador hace uso de sus herramientas, entonces en la fábrica él se vuelve el servidor de la máquina”. Marx dice que en la situación anterior él inicia el movimiento de la herramienta, pero, posteriormente, él es forzado a seguir su movimiento [de la máquina]. Los trabajadores se transforman en “extensiones vivas de las máquinas”, y el resultado es la “tenebrosa monotonía, el tormento infinito del trabajo” que Marx dice ser el elemento característico del período de desarrollo capitalista inicialmente descrito (VIGOTSKI, 1930, p.5).

9 Cabe resaltar que al asociar la división del trabajo como trabajo alienado no se pretende defender la abolición de la división del trabajo. Entre otras cosas porque en el actual contexto de desarrollo de la sociedad no es apropiado pensar la producción total en las manos de cada individuo. La crítica de Marx es dirigida a la división social del trabajo del modo como se presenta en la sociedad capitalista, como trabajo asalariado.

El trabajo como se expuso arriba, mutila al trabajador, impide el desarrollo del sujeto-trabajador. La división del trabajo en los moldes de la sociedad capitalista crea lo que Marx denomina unilateralidad, o sea, el hombre no se constituye integralmente en el trabajo – este o es manual o es intelectual.

La contradicción es que Marx también defiende que el hombre multilateral (hombre “entero”, “integral” – que se desarrolla en todos los aspectos) también se realizaría solo sobre la base del trabajo (trabajo como actividad vital). Aquí se retoma el carácter doble del trabajo que Manacorda ayuda a comprender:

Y el propio trabajador – presentándose al trabajo dividido, o alienado, como miseria absoluta y pérdida del propio hombre – también se presenta como la deshumanización completa; pero, por otro lado – siendo la actividad vital humana, o manifestación de sí, una posibilidad universal de riqueza – en el trabajador está contenida también una posibilidad humana universal (1991, p.68).

Así, en el trabajo está la posibilidad del hombre de ser unilateral o multilateral. El primero representando las determinaciones negativas y el segundo las perspectivas positivas de la persona humana. La decisión de seguir por una u otra vía – unilateralidad u multilateralidad – se viene desarrollando históricamente en los procesos producidos por el propio hombre; éste que me parece cada vez más unilateral.

Referencias

DUARTE, Newton. A anatomia do homem é a chave da anatomia do macaco: a dialética em Vigotski e Marx e a questão do saber objetivo na educação escolar. In: Educação e Sociedade. Campinas: Cedes, 2000. ano XXI, n.71. p.79-115.
DUARTE, Newton. Educação escolar, teoria do cotidiano e a escola de Vigotski. Campinas: Autores Associados, 2001.
ENGELS, Friedrich. Sobre o papel do trabalho na transformação do macaco em homem. 1876. Disponível em: . Acesso em: 03 jul. 12.
MANACORDA, Mario Alighiero. Marx e a pedagogia moderna. São Paulo: Cortez: Autores Associados, 1991.
MARX, Karl. Manuscritos econômico-filosóficos. 1844. Disponível em: . Acesso em: 03 jul. 12.
TULESKI, Silvana Calvo. Vygotski a construção de uma psicologia marxista. Maringá: Eduem, 2008.
VYGOTSKY, Lev Semenovih; LURIA, Alexander Romanovich. Estudos sobre a história do comportamento: símios, homem primitivo e criança. Porto Alegre: Artes Médicas, 1996.
VIGOTSKI, Lev Semenovick. A transformação socialista do homem. 1930. Disponível em: . Acesso em 11 jul. 12.
VYGOTSKI, Lev Semenovich. Obras Escogidas. Tomo III. Madrid: Visor, 1995.
VIGOTSKI, Lev Semenovich. Teoria e método em psicologia. São Paulo: Martins Fontes, 2004.
VYGOTSKI, Lev Semenovich. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Crítica, 2009.