Este blog busca difundir algunas fuentes de la obra vygotskiana publicada en español, así como traducir algunos artículos editados en revistas y libros o bajados de la red; todo relacionado con Vygotski.

viernes, 21 de junio de 2013

Záviershnieva


“El camino a la libertad”
(Hacia la publicación de los documentos del archivo familiar de Liev Vygotskiy)
E. Iu. Záviershnieva
Journal of Russian and East European Psychology, vol. 48, no.1, January–February 2010, pp. 61–90.

Traducción: Efraín Aguilar

Este artículo precede a la publicación del cuaderno de notas de Liev Vygotskiy fechado en octubre de 1932, del archivo familiar de Guita Vygódskaya (la hija del erudito). Estos apuntes son un documento histórico único: marcan un giro teórico importante del programa de investigación de Vygotskiy debido al nacimiento de la idea de una estructura semántica de la consciencia. Las notas incluyen el plan de un libro sobre los problemas de la consciencia, que se suponía sería una respuesta a gran escala a la crisis metodológica de la psicología europea. Las notas se acompañan de un comentario y un extenso prólogo de Yekatierina Zaviershnieva, que proporciona un análisis detallado del último periodo de la biografía de Vygotskiy como académico.

En 2006 una gran cantidad de notas manuscritas que nunca habían sido publicadas o leídas fue descubierta en el archivo familiar de L. S. Vygotskiy. Estas notas, halladas en el proceso de preparar la publicación de una colección de trabajos completos de Vygotskiy, no solo son de enorme valor para la historia de la psicología. Como es sabido, la teoría de Vygotskiy quedó inconclusa; está abierta para trabajos posteriores y no ha perdido su potencial heurístico. Vygotskiy no logró llevar a cabo todos sus planes; muchos de ellos sobrevivieron en los borradores y notas para sí mismo, así que la publicación de los documentos del archivo pueden aclarar parcialmente los contornos de la teoría psicológica general que Vygotskiy se esforzaba por construir.

Una libreta fechada en octubre de 1932 emerge entre los descubrimientos del archivo como uno de los registros más claros y legibles; tiene fechas precisas y se destaca en el contexto de los otros textos, que por su naturaleza parecen un monólogo interno que apenas mantiene el ritmo relámpago del pensamiento de Vygotskiy. Pero —y este es el punto clave— lo hace junto con los problemas fundamentales que estimularían su pensamiento en los últimos años de su vida. La proximidad mutua en las páginas de la libreta no es una simple coincidencia, la tarea de nuestro comentario incluye un análisis inicial de las notas de Vygotskiy en el contexto de sus últimos trabajos.

El texto que se publica consiste de tres partes: un esquema para el libro no escrito Sobre el problema de investigar la consciencia [K voprosu ob issliedovanii soznania], notas sobre el problema cuerpo-mente (psicofísico) y las notas de Vygotskiy sobre los reportes de I. M. Soloviov (1) y A. N. Lieóntiev (2) que tal vez fueron presentadas en una sesión de investigación (“conferencia interna”) a los colaboradores más cercanos (Vygotskiy tenía esas “conferencias” muy seguido; no solo se discutía los trabajos terminados en ellas, sino también los planes a futuro [ver 16, p. 86]). En su totalidad, el texto muestra un cambio de tendencia o un gran avance hacia una nueva teoría psicológica (que primero tomó forma a fines de 1930 en el reporte “Sobre los sistemas psicológicos”), hacia una teoría de la consciencia como un sistema semántico, dinámico, así como una creciente divergencia de los puntos de vista entre Vygotskiy y Lieóntiev, captada en el momento que surgió. Vygotskiy aún estaba entusiasmado con la colaboración de Lieóntiev e intentó seducirlo con sus ideas, como se ha corroborado en otras notas de 1932.

Criticó y animó a sus colegas, quienes tenían problemas para mantener el rápido ritmo del progreso. El objetivo le parecía tan cercano que se dirigió hacia el más difícil problema, de cuya solución dependía el futuro de toda la psicología, como lo escribiría durante ese periodo en la inconclusa Teoría de las Emociones [Uchenie ob emótsiaj]. Seguía siendo un hueso duro de roer, y todas las teorías psicológicas previas habían fallado miserablemente al tratar de resolverlo. Resolver el problema psicofísico (3) (y por lo tanto el problema de la crisis en psicología) sería el criterio por el cual uno juzgaría el éxito. Vygotskiy trabajó febrilmente, estaba lleno de planes y le quedaban menos de dos años de vida. Lo que consiguió decir en Pensamiento y habla [Myshlienie i riech] fue solo una parte de la nueva visión que se concretó en 1932.

Así, la libreta fechada en octubre de 1932 reunió el problema de la consciencia, el problema psicofísico y las polémicas con Kurt Lewin (4) y A. N. Lieóntiev. Analizaremos cada tópico en detalle.

El esquema del libro acerca del problema de la consciencia es uno de cuatro bosquejos descubiertos en los archivos hasta la fecha. El famoso trabajo de Vygotskiy Pensamiento y habla es en esencia el prólogo a este libro, porque se refiere a una sola —aunque la más importante desde el punto de vista de Vygotskiy— conexión inter funcional en el sistema de la consciencia. La última página de Pensamiento y habla mapea la perspectiva para el futuro. Vygotskiy dice en la introducción a ese trabajo que se discute el problema del pensamiento y el habla como el problema central de toda la psicología humana y conduce a una nueva teoría de la consciencia. Sólo unos cuantos párrafos finales de Pensamiento y habla tratan sobre la consciencia, “la investigación se corta en el umbral” [6, vol. 2, p. 9].

N. N. Vieriesov muestra en su libro sobre Vygotskiy que este objetivo también era evidente en los trabajos tempranos de 1924–26 [31]. Pero hasta ahora, en 1932, fueron hallados los principios rectores y los datos que lo corroboran. Es notable que bajo el encabezado de los primeros esbozos del libro (o largo artículo) Vygotskiy había insertado con su propia mano las iniciales de Lieóntiev y Luria (5) a quienes veía en ese momento como sus coautores. La creciente falta de comprensión de sus colegas, sin embargo, al parecer le llevó a decidir escribir el libro él solo. En el apunte aquí publicado el contorno es aún muy esquemático, mientras que en uno posterior surge una serie de detalles relacionados en parte con la investigación sobre la relación entre pensamiento y habla y sobre el papel del lenguaje en el origen de la consciencia. La primera idea en aparecer es la de la organización sistémica de la consciencia, con el principio del sistema semántico en gradual desarrollo dentro de ella; por lo tanto, en 1932 el análisis de las conexiones inter funcionales cedió el papel principal al análisis semiótico (“análisis sémico”) de la consciencia (6) y en los últimos bosquejos vemos un cambio de énfasis hacia el problema del sentido.

Los detalles de cada bosquejo por separado se refieren a una discusión de hechos que apoyan la nueva hipótesis de Vygotskiy. Todos ellos se relacionan con la idea de la prioridad del sentido y de crear sentido en la dinámica de la consciencia. Son mencionados cuatro casos básicos en todas las versiones: Asya, Shierieshievskiy, esquizofrenia y Jliébnikov (también se menciona a un adulto normal en esta secuencia, como un modelo de comparación) (7). Ellos representan ejemplos de sistemas psicológicos en proceso de desarrollo o desintegración. El ejemplo de Asya (8) (desarrollo normal) ilustra las primeras preguntas de los niños, que son preguntas acerca del sentido más que del significado: “Cf. Pávlov: el reflejo del qué-es-eso y la primera pregunta de Asya: ¿qué es esto? Esto es orientación semántica, en la consciencia” (apunte “Consciencia sin palabras” [Soznanie biez slov], archivo familiar). Aquí el progreso en el “campo semántico” —en oposición al “campo visual”— es primario; precede y anticipa cualquier acción con un objeto real, enlaza impresiones e intuiciones del sentido de un evento o cosa con palabras. (El hecho de que hallamos este esfuerzo para aprehender la esencia del mundo incluso entre los niños pequeños “irracionales” se discute en nuestros tiempos, por ejemplo, por V.V. Bibijin [1, pp. 143–50], y experimentos muy interesantes son conducidos por E. A. Sierguienko [19]).

Shierieshievskiy (“Sh.”) era un famoso paciente de A. R. Luria que poseía una memoria fenomenal, personaje principal de La mente de un mnemonista: un pequeño libro acerca de una vasta memoria. Vygotskiy valoró mucho este caso como un ejemplo de un desarrollo anormal: “Brilla Shierieshievskiy como un diamante, luz preciosa, que se desarrollará a través de una serie de problemas, resolviéndolos tal como un diamante corta el vidrio” (“Consciencia sin palabras”). Fue posible usarlo para mostrar cómo un sistema psicológico centrado en la memoria está organizado y qué dificultades crea para su portador Shierieshievskiy, “para entender, debe ver (él me ve durante una conversación telefónica)”, debe recordar, su pensamiento está ligado a las imágenes visuales y no logra la libertad de movimiento en términos de abstracción pura típica del pensamiento maduro de un adulto. Su mundo es en muchos sentidos similar al de un preescolar, consiste en “consciencia de la memoria. Él sabe, pero no sabe lo que sabe. Cf. con un niño: él ha resuelto un problema, pero no sabe cómo lo resolvió” (ibid.).

En la esquizofrenia el habla está separada de otras funciones psíquicas, regresa a estadios del desarrollo ontogenéticamente más tempranos. La consciencia madura da lugar a síntesis más primitivas, cuyos análogos pueden hallarse en la onto- y filogénesis. El vínculo y el conocimiento que el habla introduce en la consciencia se pierden; las emociones, separadas del habla, retroceden a un “estado primordial y emergen los primeros afectos infantiles y primitivos, entonces el dominio emocional está por completo destruido (uno de los principales síntomas de la esquizofrenia es la creciente alienación de lo que alguna vez fue la causa y el significado de la propia vida, la de los familiares cercanos, etc.). El mundo interior se atenúa, sus límites se borran, deviene incomprensible. Un esquizofrénico, dice Vygotskiy en el trabajo “Sobre los sistemas psicológicos” [O psijologuícheskij sistiémaj], pierde el método de la interacción verbal consigo mismo. La fábrica interna de la consciencia —el diálogo con uno mismo y con los interlocutores internalizados— se desgarra. La esquizofrenia, por lo tanto, prueba ser un ejemplo vívido de la destrucción del centro semántico de la consciencia; No por casualidad se convirtió después en el “hecho principal” de la psicología y del análisis existenciales, donde se le considera “la más inhumana de las enfermedades humanas” [3], en la cual el núcleo del ser humano —su habilidad para existir con libertad— está destruido (para más detalles ver [9]).

Igual en el caso de Jliébnikov (también aparece en Pensamiento y habla), que se refiere no a una versión “normal” sino más bien a una versión súper normal o “genio” del desarrollo, a cómo la poesía y la creatividad verbal abren nuevas posibilidades, una nueva libertad para el hombre. Pero esto, está muy bien señalado por el mismo Vygotskiy:

Como el pensamiento no coincide con los significados, como el camino del pensamiento a las palabras se halla a través de los significados, y el habla es circunloquios (9), precisamente por esta razón: 1) las quejas acerca de la imperfección del lenguaje, la inexpresividad del pensamiento —pero el vuelo de un corazón pobre termina solamente con el hastío impotente (10); 2) para superar esas quejas —los intentos de fusionar las palabras, crear nuevas vías del pensamiento hacia las palabras, a través de nuevos significados de las palabras (Jliébnikov mismo comparó este trabajo con pavimentar un camino de un valle a otro (11); él habló de una ruta (más) directa de Moscú a Kiev sin pasar por Nueva York, y se llamó a sí mismo un ferroviario de la lengua —“hay lenguaje tejido de las unidades de la mente, una fábrica de conceptos”); 3) para superar estas quejas —jugar con la perversidad de esos caminos y las expresiones de lo inexpresable [—] Pasternak et al. (“Tesis relativa al reporte de A. R. Luria [Tiézisy po dokladu A. R. Lurii], archivo familiar) (12).

Una nota al final del bosquejo del libro es de particular interés: “El destino deviene una parte consc[iente] de la personalidad. El poder de la razón y de la libertad de la esclavitud de Spinoza, todavía no son los más altos. Es amor fati: cf. los experimentos de Dembo-Koffka (13). ‘Este conocimiento es suficiente para mí’”.* Esta nota conecta la primera y la segunda partes del texto y de algún modo aclara la actitud de Vygotskiy hacia las ideas de Spinoza. Alrededor de esos años, en Una teoría de las emociones, Vygotskiy desarrolló un panorama ambicioso de investigación crítica de la psicología contemporánea para él y volvió de nuevo al tema de la crisis cuyas raíces vio en el dualismo cartesiano que estaba explícita o implícitamente presente en cada teoría psicológica. Vygotskiy planeó construir la parte positiva de la investigación sobre las ideas de Spinoza, en quien parecía hallar el punto de vista monista esencial para la psicología. La segunda parte de Una teoría de las emociones, sin embargo, nunca fue escrita. Alguna luz es vertida sobre el concepto de Vygotskiy en las notas fragmentarias acerca de Spinoza y en las marginales a sus textos halladas en el archivo, pero esta nota muestra que el spinozismo no fue la última verdad para Vygotskiy. Evidentemente él quería superar el pensamiento de Spinoza para llegar a una comprensión “superior,” “orientada hacia la cumbre”, no específicamente filosófica sino aún psicológica del problema del afecto y la voluntad (las notas acerca de este problema aparecieron ya desde 1925). Para Spinoza, escribió Vygotskiy, la voluntad es afecto, y la libertad está en controlar nuestras pasiones, lo cual es posible, paradójicamente, cediendo a ellas (Vygotskiy, al opinar sobre Spinoza, con frecuencia cita a F. Bacon en sus notas —“natura parendo vincitur”14). Aún así, somos capaces de elegir a qué ceder. Por ejemplo, a la noble pasión, amor dei intellectualis (15). Pero ¿cómo el intelecto deviene capaz de elegir, al centrarse en una idea? ¿Algunos mecanismos psicológicos están detrás de esta libertad, o es por completo incognoscible? ¿De dónde saca el hombre su libertad? Vygotskiy no podría aceptar la respuesta de Spinoza: de Dios. Un filósofo puede permitirse dar un salto al abismo, pero un psicólogo no. Éste debe buscar la respuesta en el reino intermedio en el que la filosofía siempre ha tenido miedo a sumergirse (16).

*Vygotskiy está citando “The Miserly Knight”de Alieksandr Pushkin: “I stand above desire; I am calm / I know my might; this knowledge / Is enough for me” (ver, A. S. Pushkin, The Little Tragedies [New Haven: Yale University Press, 2000]).—Ed.

Aquí están algunas de las ideas más importantes del recién publicado fragmento sobre Spinoza (“NB! Los relámpagos del pensamiento de Spinoza” [Molniy Spinózovskoy mysli][12]):

Libertad: afecto en concepto.
El gran cuadro del desarrollo de la personalidad: el camino a la libertad.
Traer el spinozismo a la vida en la psicol[ogía] marx[ista].
El problema central de toda la psicología es la libertad.

Del apunte “NB! Sobre la voluntad” [O volie] (archivo familiar):

La voluntad es un concepto que ha devenido un afecto; una persona volitiva es una personalidad que ha determinado sus acciones y modo de vida a partir del afecto a sí misma.

La vía de Vygotskiy hacia una explicación “orientada hacia la cumbre” del afecto y la voluntad se apoyará en el marxismo, para cuyo desarrollo hizo más que algunos otros “profesionales” soviéticos y filósofos oficiales. El marxismo de Vygotskiy, sin embargo, no fue formal ni canónico. Era lo suficiente imprudente para trabajar con sus verdaderos principios y examinar lo que se suponía debía darse por sentado. Él quería mostrar cómo se desarrolla la voluntad, cómo se forma una personalidad madura. En el artículo “Lotman y el marxismo” [Lotman i Marksizm], M. Gasparov escribió sobre qué tan inconveniente era una figura como Yu. Lotman para las autoridades:

Como el materialismo y la dialéctica, así el historicismo también fue un principio básico para Lotman —y del mismo modo este historicismo se coludió con el anti historicismo de la ideología. El diseño ideológico es egocéntrico, impone en todas las épocas el mismo sistema de valores: los nuestros. Lo que no encaja con el sistema es declarado como una molesta contradicción, una consecuencia de la inmadurez histórica. Para el método marxista, las contradicciones eran el motor de la historia, para la ideología marxista eran, al contrario, un obstáculo para la historia. [7]

Lo que se decía de Lotman también se puede repetir textualmente de Vygotskiy, en cuya teoría los críticos siempre hallaron demasiadas contradicciones.

La idea marxista de la libertad como una necesidad apercibida es un eco de las ideas de Spinoza acerca del poder de la razón (y esto no sorprende, porque el marxismo está enraizado en la filosofía moderna europea). Pero Vygotskiy no podría estar de acuerdo con Spinoza en todos los aspectos. No podría decirse que estamos sujetos a lo que en nosotros está dado “por naturaleza”. Vygotskiy escribe que mientras el pensamiento y las palabras iluminan el afecto, ellos intervienen en él, lo alteran. La tristeza, sentimiento natural, primero brota de la cohesión primaria con otras emociones, después entra en una nueva relación con ellas mediante las palabras. Surge así un nuevo sistema de emociones que es “imposible en la naturaleza”. En Pensamiento y habla Vygotskiy da dos criterios principales de una psique superior y todos sus componentes: ellos son voluntarios y conscientes por su origen. Las emociones no son una excepción; endurecidas por el pensamiento y las palabras, son liberadas de su natural substrato (ver Lecciones de Psicología [Liektsii po psijológuii], [6, vol. 2]), sus componentes periféricos “mueren” y como resultado las emociones superiores terminan más móviles y sutilmente diferenciadas. La dinámica de las emociones propiamente humanas está determinada no por el estado del cuerpo, “desde abajo”, sino por la creación activa de sentido, “desde arriba”. La tendencia que halla Vygotskiy en el proceso del desarrollo de las emociones es similar al desarrollo del pensamiento: nos hallamos libres de circunstancias naturales, escapamos hacia el dominio de “lo no visual”, hacia el dominio del crear sentido. Desde su punto de vista, el hombre no es un simple objeto del afecto, incluso del más noble, sino que él construye sus propios afectos, personalidad y destino. Una emoción fusionada con la voluntad es el objetivo del desarrollo del afecto de acuerdo con Vygotskiy, y a la luz de esta idea la ética puede ser entendida como un estadio necesario en el desarrollo de las emociones, como un método histórico-cultural de fomentar los más altos sentimientos.

Debemos notar que este punto de vista es en cierto modo problemático. Su base marxista es obvia, y le subyace la noción de estirar las propias capacidades hasta el extremo y tirar de sí mismo para salir de la ciénaga de la esclavitud ontológica mediante un acto volitivo (para ver más de esta tendencia leer a Martín Heidegger en sus últimos documentos y artículos [23]; respecto a su concentración y realización en la psicología científica ver [10]). Por otro lado, hallamos en Vygotskiy la idea, atípica para un marxista, que el lenguaje juega un papel transformador.

La conexión entre el proyecto cartesiano-nietzscheano del súper hombre y las ideas de Vygotskiy es indiscutible. Lo que sorprende, sin embargo, es que Vygotskiy muestra una idea renacentista europea de un súper hombre creador que transforma la naturaleza, incluida la suya, pero no la idea soviética del “hombre vacío”, en la cual esta naturaleza termina destruida por el bien de un nuevo “cuerpo biopolítico” (término de Michel Foucault, que se refiere a la reconstrucción de la imagen del “hombre vacío” en la Unión Soviética, ver [21]). Aún más, en los últimos trabajos de Vygotskiy su visión moderna europea es gradualmente sustituida por otra imagen del hombre, cuya “distinción específica” es que habla y piensa. Esas dos simples definiciones, que a priori son extrañas a un régimen totalitario, parecen simples a primera vista. Detrás de ellas vemos el rastro de toda la filosofía desde los presocráticos hasta Wittgenstein y Heidegger. Antes de acusar a la teoría de Vygotskiy de intelectualista, deberíamos recordar que en la filosofía antigua es precisamente el intelecto (nous, logos) lo que distingue al hombre (según Aristóteles, esta es la única “función psíquica” que puede ser separada del cuerpo (deberíamos recordar de qué modo tan persistente Vygotskiy escribió acerca de escapar de lo concreto y visual, del sustrato fisiológico en el proceso del desarrollo de cada función psíquica superior), que de acuerdo con Heráclito el hombre es auto disciplinado y feliz en el logos [2, p. 165]; antes de exponer la opinión de que Vygotskiy estaba llevando a cabo órdenes ideológicas cuando escribió que la psique del individuo es colectiva en su origen, deberíamos recordar la vieja definición griega del hombre como zoon politikon (donde lo “político” se relaciona con la polis); por último deberíamos recordar a Platón y su idea del genus al nacer (no uno genético, sino uno humano general, origen del conocimiento, gnosis-genesis), en la cual sólo el hombre puede obtener auto conocimiento [2, p. 269].

De acuerdo con Vygotskiy, una de las principales cuestiones que la psicología debe resolver es la de las distinciones específicas del hombre (Significado de la Crisis en Psicología [Smysl psijologuícheskovo krízisa]). Lo que es en especial digno de mencionar es que la imagen del hombre en general resulta ser el problema gnoseológico central en la metodología de la ciencia europea moderna, que se ubica a sí misma como una investigación objetiva limpia en lo posible de emociones, de todo lo subjetivo, característica individual del sujeto cognitivo. El pensamiento contemporáneo, sin embargo, es en extremo antropocéntrico, el análisis de Heidegger lo muestra. Heidegger escribió aforísticamente que toda ciencia en los tiempos modernos es antropología. La pérdida de la integridad y la desintegración de la imagen del hombre en los tiempos modernos y recientes (Heidegger, H. Sedlmayr y otros) lleva a la construcción de un mosaico del mundo, mientras que en la psicología se refleja como una crisis y una multitud de enfoque del estudio de la psique, que no se superponen [10]. En la metafísica moderna europea, que es la base ontológica de la psicología contemporánea, es imposible una persona holística; de acuerdo con su definición básica ella es un animal rationale, un animal pensante. Esta definición es dualista desde el principio: su sección general se refiere a la naturaleza animal, corpórea, física del hombre, mientras que la sección responsable de la distinción específica de la raza “humana” menciona su habilidad para pensar, su existencia espiritual. El nexo entre esos dos aspectos, sin embargo, siempre ha sido un problema no solo para la psicología sino también para la filosofía. En la metafísica resulta de modo inevitable una descripción de la existencia del hombre en dos registros paralelos: cuerpo y espíritu. Sin embargo, el hombre primero emerge de la transición entre esos registros, al transcender su propia naturaleza, y esta constante falta de identidad de sí mismo, la habilidad de superar sus propios límites, refuta cualquier posibilidad de construir una imagen no contradictoria, estable de sí para todos los tiempos y todos los pueblos. Fue precisamente sobre esta habilidad que la moderna metafísica europea, con su imagen del súper hombre, fue capaz de levantarse.

“Donde hay peligro, también ahí crece lo que salva” es una frase de Hölderlin que Heidegger repitió al decir que la metafísica se puede superar desde adentro, ya que es precisamente la trascendencia su principal evento, que plantea dudas acerca del antropocentrismo del conocimiento contemporáneo. “El hombre en su esencia”, escribe V.V. Bibijin, “no es un morphe, no es algo, sino más bien la apertura” [2, p. 235]. Para Vygotskiy, superarse a sí mismo, dominarse a sí mismo y la voluntariedad son un reflejo de esta apertura, de la naturaleza abierta de la existencia humana (similar a cómo el fuego de la cueva, en la parábola de Platón sobre la cueva, también debe su existencia al sol [23, p. 356]). La brillante conjetura de Vygotskiy consistió en poner de relieve dos “distinciones específicas” del hombre que crean un espacio para las transiciones transcendentales: pensamiento y palabras (Heidegger: “el lenguaje es la casa de la existencia”). De modo típico, no hallamos en Vygotskiy un concepto estructural-antropológico del hombre con un conjunto de rasgos que lo definan. Por lo tanto hay cierta base para la afirmación paradójica de A. A. Puzyriey, que ha sido criticada de arriba abajo: que Vygotskiy sólo estudió el desarrollo y nunca estudió la psique per se [17].

Las consultas psicológicas de Vygotskiy siempre surgían de la cuestión verdaderamente filosófica de la naturaleza del hombre. Su trabajo puede ser visto, en cierta medida, como un intento de superar la metafísica, porque él buscó dar un significado a la brecha entre los niveles corpóreo y espiritual de la existencia humana. La contribución de L. S. Vygotskiy a la psicología ni siquiera está definida por el hecho de que él creó una teoría “más” psicológica, sino en especial por su problematización de la psicología, de su base ontológica, por su habilidad para ver en ella “una arquitectura de preguntas” (expresión de E. Ionesco). Vygotskiy vivió en una coyuntura de épocas; su libro Significado histórico de la crisis en psicología fue escrito durante los mismos años de El ser y el tiempo de Heidegger, y su pensamiento fue determinado en gran parte por la metafísica moderna europea. Sin embargo, la orientación general de los últimos trabajos de Vygotskiy y su interés en los escritos de V. Jliébnikov y O. Mandelshtam sugieren que valoraba la idea del hombre creador, un poeta “que da nombre a las cosas”.

Sierguiey Alex. Ushakin [21] escribe acerca del principal carácter distintivo de la imagen del hombre durante el periodo del totalitarismo soviético en los años 1920s y 1930s:

El llamado de Gorkiy para “alistar la naturaleza en la batalla” y crear una segunda naturaleza-cultural-racional, los intentos de Lysienko para “romper” la herencia de los organismos vivos en un medio ambiente controlado, y, finalmente, los experimentos pedagógicos de Makarienko para “designar” el entorno social adecuado para una nueva personalidad —todo esto demostraba con claridad qué tan específicamente un contexto minuciosamente prescrito para la existencia deviene sinónimo de la existencia misma. “Las condiciones externas” y la subjetividad finalmente acaban fusionadas, igualadas. . . La existencia “fuera de uno mismo” deviene tanto la condición básica como el punto de partida de la existencia humana.

Pero eso era lo peligroso de las ideas de Vygotskiy: siempre se dirigió al estudio de lo “interno”. Después de todo, en el proceso de internalización se crea un mundo interno, y en sus últimos trabajos sobre psicología del desarrollo Vygotskiy no niega el desarrollo espontáneo, la actividad espontánea de un niño que halla influencias externas. Durante los periodos críticos (sensibles) del desarrollo del niño, la susceptibilidad a los factores ambientales se incrementa, y estos son capaces de ejercer una mayor influencia en el desarrollo posterior. La actividad espontánea es conformada y dirigida desde afuera. ¿Es posible modelar y dirigir lo que aún no está? La internalización de las relaciones intersubjetivas no es un proceso mecánico, y por cierto no es un “reflejo”; está asociada con un acto de elección personal (ver la discusión de la formación de conexiones terciarias en el artículo “Sobre los sistemas psicológicos” [6, vol. 1]). El conocimiento de que el hombre es libre es un telón de fondo permanente en las ideas de Vygotskiy. Uno queda con la impresión de que todo lo que él hizo fue un trabajo preliminar, el andamiaje para una futura teoría de la consciencia como un sistema semántico dinámico. Que los mecanismos de la mediación social por sí mismos no eran importantes para él, y que ellos no representaban la esencia del hombre, pero que deberían servir como una escalera a una nueva “psicología de cumbres”.

Podemos juzgar qué significado incluyó Vygotskiy en este concepto por el texto apócrifo de “Un artículo sobre la consciencia” [Doklad o soznánii], que fue incluido en el primer volumen de las obras escogidas. Primero, la psicología de cumbres es enfrentada contra la psicología “profunda” (Tiefenpsychologie) y el movimiento psicoanalítico entero [6, vol. 1, p. 166]. De acuerdo con Vygotskiy, “lo inconsciente brilla con luz refleja” y no hallaremos ahí al hombre con su esencia completa. Nuestros verdaderos motivos no se localizan en lo inconsciente sino, para usar el término de un psicólogo ruso contemporáneo, Iu. B. Guippenreiter, en lo supra consciente. La psicología de cumbres, por tanto, representa cierta visión del hombre desde el punto de vista de la plenitud, la cumbre de su existencia. Esta es la visión que permite a la psicología humanista llamar “nuestro” a Vygotskiy [20, p. 49] (17).

Lo que hay detrás de los comentarios acerca del nacimiento de un hombre nuevo en el proceso de su remodelación —el tema favorito del joven Vygotskiy— era el anhelo de una existencia plena y una comprensión de la importancia histórica del momento en el que se había tenido la suerte de vivir. La aparición de una psicología científica significaba que el hombre estaba tomando el más complejo e importante asunto —él mismo— y que había llegado el momento de la “batalla decisiva” para el futuro, el cual dependería mucho del resultado de la transformación global de la esencia del hombre. Aquí están las últimas líneas del trabajo sobre la crisis, que intricadamente entrelazan marxismo y temas nietzscheanos, cuestiones de libertad y necesidad, etcétera.

La psicología de la que hablamos todavía no existe; aún debemos crearla —y no sólo en la escuela. . . Nuestra ciencia no podría y no puede desarrollarse en la vieja sociedad. Al contrario, en la nueva sociedad nuestra ciencia estará en el centro de nuestra vida. “Un salto del reino de la necesidad al reino de la libertad” inevitablemente añadirá a la agenda la cuestión del dominio de nuestra esencia, de subordinarla a nosotros mismos. . . La nueva sociedad creará un hombre nuevo. Cuando la gente habla de remodelar al hombre como una característica indisputable de la nueva humanidad, y de la creación artificial de un nuevo tipo biológico, esta será la primera y única especie biológica que se creará a sí misma. . . esta psicología tendrá tan poco parecido con la versión actual como —en palabras de Spinoza—la constelación del Can se parece a un perro, el animal que ladra. [6, vol. 1, p. 436]

Los psicólogos contemporáneos a menudo criticaron a Vygotskiy por tales comentarios, acusándolo de usar la ideología para designar tareas científicas [8, 18]. Las palabras de Vygotskiy deben ser entendidas como una voz de la era moderna dirigida al futuro, no tanto desde la perspectiva de su relación con el marxismo como desde la perspectiva de la relación del marxismo con la época histórica específica. Y si una serie de observaciones de los trabajos tempranos de Vygotskiy son similares a las consignas revolucionarias de L. Trotskiy [24], es precisamente donde el mismo Trotskiy también habla “no para sí mismo” sino “para los tiempos”. En los años 1930s Vygotskiy se ocupaba cada vez menos de una nueva sociedad y cada vez más del hombre; las analogías entre la psique y un dispositivo técnico se desvanecían, y las tesis acerca del lenguaje aparecieron con un significado imbuido de un microcosmos de la consciencia humana y como su célula viva [6, vol. 2, p. 361].

Las ideas de Vygotskiy tienen un contexto filosófico menos obvio que el marxismo y el cartesianismo, pero no menos interesante. Lo notable de Vygotskiy es su marco para discutir asuntos psicológicos, lo cual es típico no tanto para la psicología como para la verdadera filosofía. La frescura de su teoría y su problema principal (que no es investigado directamente pero que representa un tipo de telón de fondo filosófico contra el cual se desarrolla la exploración) pueden ser reconstruidos de este modo: ¿Cuál es la relación del lenguaje con la “primera naturaleza” del hombre? ¿El lenguaje simplemente reorganiza los procesos naturales sin cambiar nada en ellos excepto el orden y la combinación, o en realidad los transforma de algún modo radical? ¿Cuál es la naturaleza del lenguaje mismo si es un intermediario entre la naturaleza y la cultura (o, en otra versión, entre el cuerpo y el espíritu), qué es, una parte de la cultura, una parte de la naturaleza, o ninguna? (18).

El lenguaje interviene en la percepción y en el afecto, escribe Vygotskiy, da forma al destino. ¿Pueden esas conexiones, esas pasiones, no ser halladas en el hombre antes de que el lenguaje las haya iluminado, o ellas en realidad existen, pero no lo sabíamos y ahora sí las conocemos? En varios periodos de la carrera de Vygotskiy podemos hallar declaraciones a favor de ambas alternativas: el lenguaje cambia sólo el ordo et connexio de las ideas (percepciones, afectos); el lenguaje las transforma por completo. Deja el misterio del lenguaje irresuelto (para usar la descripción de Bibijin [1, p. 89]).

Sorprende que mientras Vygotskiy se esforzó por el monismo para explicar la psique, nunca la redujo a cualquier simple cosa, a la “materia” notoria (o “función cerebral”) o, al contrario, a la dinámica pura de crear sentido. Fueron sus comentaristas posteriores quienes dedujeron que él concebía la psique como algo completamente artificial, una entidad supra y hasta no natural, mientras Vygotskiy decía, por ejemplo, que “los actos artificiales no deberían ser concebidos como actos súper naturales o supra naturales que se adhirieren a algo nuevo, a leyes especiales. Los actos artificiales son por igual actos naturales, pueden ser descompuestos sin residuos, hasta el final, y reducidos a ellos después. . . Lo que es artificial es la combinación (construcción) y la orientación, el reemplazo y el uso de esos procesos naturales” [6, vol. 1, p. 104]. En la misma página, sin embargo, Vygotskiy hace un extraño comentario: “Este método no niega un método científico natural único para estudiar la conducta y no se le superpone en ningún lado” [6, vol. 1, pp. 104–5]. Bueno, ¿son leyes especiales, un método especial, o una simple combinación o funciones naturales, sobre los que los reflejólogos y los conductistas hablaron antes que Vygotskiy? El radicalismo de las tesis de El método Instrumental [Instrumientalny miétod], donde la psique aún es vista por analogía con una máquina, un dispositivo técnico, da paso a declaraciones más prudentes en trabajos posteriores. “Es posible subordinar a uno mismo sólo una función activa. Es posible percatarse sólo de lo que uno tiene” [6, vol. 2, p. 258]. Cuando el centro del programa de investigación de Vygotskiy cambió de la herramienta-símbolo a la palabra-símbolo, el asunto de la naturaleza transformada y de un método especial ocurrió del modo más espinoso posible. “La emergencia del lenguaje fundamentalmente cambia la consciencia” [6, vol. 1, p. 165].

Es más, el postulado de los dos niveles del desarrollo de las funciones psíquicas superiores (FPS en lo sucesivo) contenía un conflicto interno. Vygotskiy recibió más críticas por este postulado que por cualquier otro; a menudo tenía que aclarar y hasta conceder que su idea estaba mal. En la libreta “Simposio, diciembre 4, 1932” [Symposium 4 diekabriá 1932 g.]. (archivo familiar de L. S. Vygotskiy) escribe: “Las funciones superiores e inferiores no están construidas por dos niveles: su número y nombres no coinciden. Pero nuestra comprensión previa no [trabaja], o bien: una función superior es la que domina a una inferior (la atención voluntaria es la subordinación a uno mismo de la atención involuntaria), porque esto significa dos niveles”. Vygotskiy ve en esta división, que alguna vez fue considerada su descubrimiento principal (esta valoración puede ser hallada en los libros de psicología general hasta la fecha), el viejo dualismo cartesiano.

El problema psicofísico surge cuando parecía que nos habíamos deshecho de él. En su último artículo (1934), Vygotskiy se dirige al problema de la localización de las FPS [6, vol. 1, pp. 168–74]: muchas veces criticó a Pávlov por considerar el pensamiento como una función de los lóbulos frontales del cerebro y atacó a quienes estaban dispuestos a asignar una localización cerebral rígida de las funciones psíquicas. Les respondió con un enfoque sistémico, bajo el cual cada función no tiene una composición permanente y está compuesta de otras funciones para una tarea específica. La organización de los procesos nerviosos y de las conexiones inter funcionales cambia con ayuda de mecanismos extra cerebrales; ocurre un efecto especial de reorganización social durante la interacción entre la gente y con la mediación de los sistemas semióticos. En una correspondencia polémica con Kurt Goldstein (19) y Henry Head (20) afirma: “Nosotros: el cerebro y sus funciones en términos naturalistas, no tenemos y no podemos tener estructuras correspondientes al lenguaje; ellas vienen de arriba —de las estructuras psicol. (2 cerebros que interactúan a través de un medio histór[ico]-cult[ural]). La fuente de nuevas estructuras cerebrales está en el lenguaje, pero no todas las posibilidades de operaciones con el lenguaje están incrustadas en la estructura morfol[ólogica] del cerebro” (apunte “De la afasia, la esquizofrenia y otros cambios patológicos” [V afazii, shizofriénii i druguij patologuícheskij izmieniéniaj], archivos familiares).

Vygotskiy trató usar la idea de la mediación sociocultural para evitar la duplicación de la realidad y la introducción de un segundo tipo especial de materia o causalidad psíquica especial. Los marxistas de la nueva generación están bastante satisfechos con el concepto de “efecto sistémico” o “forma transformada” (verwandelte Form), pero Vygotskiy se da cuenta de que uno de los problemas más dolorosos para la psicología se esconde aquí.

Él cambió el ángulo desde el cual ver el problema psicofísico: en lugar del viejo dilema “cuerpo–alma” propuso enfocarse en otro: “Esto es terriblemente importante: la relación lenguaje/pensamiento como un problema psico/fís[ico]” (“Simposio, diciembre 4, 1932”). La pregunta de nuevo aterrizó en el problema del lenguaje y su naturaleza.

Este tópico es tan complejo que Vygotskiy repetidas veces concluyó sus notas con la misma cita —“este conocimiento es suficiente para mí”, esto es, el solo hecho de que el problema haya sido formulado fue suficiente (ver también “Un artículo sobre la consciencia” [6, vol. 1, p. 166]).

En efecto, el problema psicofísico, que parecería bastante especulativo y en cierto modo hasta extraño desde la perspectiva de la consciencia ordinaria, ha tenido un efecto decisivo en el desarrollo de la psicología científica. Desde el momento en que se formó se dividió en dos ramas, cada una correspondió a la división de Descartes en materia ampliada y pensante. La primera rama, que puede ser llamada psicología explicativa (término de W. Dilthey) o psicología nomotética (término de W. Windelband), o psicología científico-natural, se basaba en el principio del total determinismo y trataba la psique primariamente como una función del sustrato nervioso. En cualquier caso el asunto se enmarca precisamente de ese modo, para hallar una conexión entre fenómeno psíquico y procesos nerviosos. La tarea principal era la búsqueda de patrones universales en la estructura y el desarrollo de la psique, y la herramienta principal de la búsqueda era la investigación experimental. La segunda rama, psicología “descriptiva” o “ideográfica” (también fue llamada psicología histórico-cultural) tomó el camino de la hermenéutica y su búsqueda se dirigió a la personalidad y su libertad, en lo que era única y particular (21). En los tiempos de Vygotskiy esta oposición fue presentada en la literatura psicológica como una oposición entre los enfoques materialista e idealista del estudio de la psique, lo que desde luego era una simplificación, ya que la aporía “general–particular” surgió en filosofía mucho antes que a los filósofos soviéticos se les ocurriera dividir todo el pensamiento del mundo en estos dos campos.

De modo característico, Wilhelm Wundt, el fundador de la psicología, creó no una sino dos psicologías al mismo tiempo —una “fisiológica” y una “psicología de los pueblos”— de total acuerdo con la división cartesiana. Esas dos psicologías nunca se superpusieron y fueron ciencias completamente diferentes. El marco de la “psicología fisiológica” originó una teoría de la consciencia como una estructura compuesta de sensaciones elementales y sentimientos, ligados entre sí por el método de la asociación. Wundt usó un metrónomo para medir el volumen de la consciencia, y más tarde llegó el taquistoscopio, un instrumento que hizo posible estudiar “la consciencia pura”, no distorsionada por el lenguaje, una visión pura de los objetos carente de significado (esto se logra mediante la breve presentación —en el umbral de la percepción— de un objeto que dura una fracción de segundo). La “psicología de los pueblos” tenía que ver con la vida espiritual del hombre. Wundt confesaba no estar satisfecho con esta solución, pero las generaciones posteriores la repitieron de un modo u otro. La historia de la psicología muestra que los avances revolucionarios en psicología siempre han estado asociados con la aparición de un par de teorías, y cada una representaba un lado de la oposición entre los enfoques “explicativo” y “descriptivo”. Por ejemplo, el psicoanálisis y el conductismo emergieron a inicios del siglo veinte y permanecieron mucho tiempo como los movimientos más poderosos de la psicología; luego el par “cognitivo–humanista” de la psicología apareció en los años 1950s y 1960s, y de inmediato declararon su oposición uno del otro.

Vygotskiy, mientras tanto, se esforzaba por una visión unificada de la naturaleza de la psique. Esto no significaba ser la única teoría correcta, sino más bien una teoría que por fin habría de sintetizar y reunir las dos ramas de la psicología. Una gran porción de su famoso trabajo Historia del significado de la crisis en psicología (así como la Teoría de las emociones) está dedicada al análisis de las teorías de su tiempo. Paso a paso, Vygotskiy mostró que aquello que nos parecía una teoría integrada es una mezcla de dos componentes que no se mezclan. Mientras el cuerpo y el alma eran vistos como dos corrientes independientes, la hipótesis del paralelismo trabajaba, aunque no sin problemas; pero en psicología, donde la unidad de cuerpo y alma es una realidad “empírica” que a la fecha no ha sido sustanciada teóricamente, la situación es francamente escandalosa. “Sólo una cultura europea tardía puede dividir lo psíquico y lo físico del modo como lo hacemos. Una persona baila. ¿Es la suma de los movimientos musculares localizados por un lado, y la alegría y el entusiasmo por el otro?” [6, vol. 1, p. 395].

Durante el periodo de 1910 a los años 1930s, que coincidió con la carrera de Vygotskiy, el interés por una discusión de las cuestiones filosóficas y metodológicas de la psicología fue muy elevado. Muchos entendieron que la doctrina del paralelismo era insostenible, pero no había alternativa. Psicólogos y filósofos propusieron varias opciones para resolver el problema psicofísico, pero bajo una revisión detenida resultaron ser meras revisiones del paralelismo. Para explicar el nexo “empíricamente obvio” entre el alma y el cuerpo, Wolfgang Köhler, jefe teórico de la psicología Gestalt (22) proclamó el principio del isomorfismo, de acuerdo con el cual los procesos relacionados con el cuerpo y el alma son similares, incluso el isomorfismo (“igualdad de la forma”) entre ellos no significa ningún contacto [27]. Por ejemplo, un par de relojes que funcionan bien muestran la misma hora; los relojes no funcionan de modo sincrónico porque hayan sido ajustados entre sí o porque tengan un mecanismo común. William Stern (23) propuso una teoría de la personalidad que falazmente resuelve el problema de la interacción entre sus componentes heterogéneos, corpóreo y espiritual, con ayuda de la declaración que la personalidad es una unidad psicofísica neutral [29, 30] (para la crítica de Vygotskiy de la teoría del personalismo, ver [6, vol. 1, p. 396]). Carl Stumpf (24) recurrió a una analogía con los procesos de la catálisis en busca de algo intermedio que pudiera ligar el cuerpo y el alma. Vygotskiy llegó a familiarizarse con esta visión de la hipótesis del paralelismo en la antología Nuevas ideas en filosofía [Nóvuiye idiey v filosófii], donde un par de artículos de Stumpf fueron publicados en 1913: “Fenómenos y funciones psíquicas” [Yavlienia i psijícheskiye funktsii] y “El alma y el cuerpo” [Dushá i tielo]. Las interconexiones entre los fenómenos espiritual y físico fueron trazadas por Stumpf y William James en el caso de un acto volitivo. Así, un paciente en la mesa de cirugía experimenta un dolor horrible, pero sigue inmóvil y deja al doctor hacer su trabajo. El acto de voluntad deviene posible cuando el impulso psíquico más leve se ve aumentado por la energía espiritual, una diminuta particular de energía de Dios el Creador, y el cuerpo es vencido (de una carta de James a Stumpf que Vygotskiy a menudo cita en sus trabajos ([6, vol. 1, p. 157; vol. 2, p. 459] y otros). También fue popular en esos tiempos la teoría del emergentismo (25) que, como escribió Vygotskiy, deriva de “una conjetura respecto a un supuesto salto dialéctico súbito en el desarrollo, la aparición súbita de nuevas cualidades, una inexplicable transformación de ciertas cualidades en otras” [6, vol. 6, p. 215], y también fueron postuladas relaciones muy nebulosas en la teoría del “psicoide” de Eugen Bleuler (26). Mientras Bleuler explicaba los procesos psíquicos a través del concepto de la “psique”, explicaba los procesos vegetativos con el concepto del “psicoide”: una función universal, cierta fuerza vital inherente a las plantas, organismos celulares simples y animales, incrustada en la “mneme” de cada célula (un concepto relacionado es la “entelequia” de Hans Driesch (27)). Vygotskiy vio un velado paralelismo en todas esas innovaciones, como lo aclaran sus apuntes.

Vygotskiy no cree que ninguna hipótesis comprometida con la interacción resuelva el problema; el proceso integrado (“un acto psicofisiológico unificado”) ya estaba hecho pedazos, entre los cuales ellos trataban hallar una conexión mediante una vía secundaria. Uno podía con facilidad separar la cabeza del cuerpo y sorprenderse de que el sujeto a prueba dejaba de responder a las preguntas. Vygotskiy era más intolerante con las hipótesis de la interacción, ya que el paralelismo puro, en tanto es un error profundo, aún es una teoría honesta y consistente. Los partidarios de la interacción, como los adherentes al emergentismo, simplemente cierran sus ojos al problema con el que la era moderna nos confronta. Vygotskiy escribió en Teoría de las Emociones:

No es difícil ver que la emergencia de lo psíquico y lo físico postulada por Prince (28) y la transformación al revés de la energía espiritual en corpórea tiene lugar a cada minuto en la pieza monstruosa del equipo, compuesto de puro espíritu y una compleja máquina que Descartes construyó en su teoría. No solo no mencionó este milagro de la emergencia que ocurre cada minuto y cándidamente reconoció que era el aspecto más obscuro, no claro y difícil de su teoría. [6, vol. 6, p. 217]

Descartes aventuró la arriesgada afirmación que había interacción entre cuerpo y alma, lo cual tenía lugar en la glándula pineal. Si es imposible hacer todo sin contacto entre la material extensa y el pensamiento, entonces dejemos que ocurra en un pequeño segmento y solo en un punto. Spinoza con escepticismo remarcó que esta afirmación era más obscura que cualquier característica obscura. En La Ética se opuso a la idea de la interacción: el alma y el cuerpo son la misma cosa, que puede ser considerada ya sea en el atributo del pensamiento o en el atributo de lo extenso; no pueden determinarse una al otro porque son dos modos de la misma existencia y están incluidos en el mismo orden de la naturaleza. Vygotskiy procede en parte de Spinoza en su crítica de la hipótesis del paralelismo y de todos los tipos de interacción.

Descartes mismo, cuando le pidió la princesa Elizabeth que le explicara la unión del alma y el cuerpo, dijo que esta unión es desconocida. ¿Acaso la evolución emergente no sugiere la misma cosa? Descartes cita un milagro desconocido. La nueva teoría cita la inexplicable emergencia. En 300 años solo ha cambiado la palabra, pero no la idea. [6, vol. 6, p. 218]

Pero aquí la paradoja filosófica está fuera de lugar. El alma y el cuerpo son dos polos igualmente desconocidos de la existencia del hombre. En la mitad del siglo veinte Heidegger dijo que no teníamos una descripción adecuada del fenómeno del cuerpo (la cita favorita de Vygotskiy de La Ética de Spinoza era “nadie ha determinado hasta hoy lo que puede el cuerpo”). Si parece que la ciencia moderna ha estudiado el cuerpo mejor que el alma, esto no es más que una ilusión [2, pp. 300–306]. Para nosotros tal descripción devino posible sólo en el análisis existencial, y sólo después de Heidegger el problema psicofísico se movió a la categoría de “resuelto” —pero incluso entonces, obviamente, no para la psicología, que sigue luchando con él hasta hoy, sin resultados.

La última sección de las notas de Vygotskiy publicadas aquí consiste de sus apuntes sobre los artículos de Soloviov y Lieóntiev. La proximidad entre ellos no es un accidente. Aquí vemos dos vías para el mismo problema: la relación entre la dinámica de la acción y la dinámica de la creación de sentido. Durante una misión de Vygotskiy, Soloviov modificó la metodología de Karsten y condujo su propia investigación, cuyo resultado resumió en su artículo sobre la “saciedad psíquica” que salió en 1935 (29). Hay muchos ejemplos similares en la práctica de Vygotskiy: los métodos de Ach, Stern, Piaget y Eliasberg fueron adoptados como base de experimentos completamente nuevos, cuyo propósito era tomar el territorio del oponente y ganar en su campo. Vygotskiy era un maestro del experimento critico (procedimiento que ya había definido en Significado histórico de la crisis en psicología; ver, por ejemplo, los comentarios de Vygotskiy sobre el experimento de Frolov, quien argumentó con Freud [6, vol. 1, p. 337]), habilidad que ha sido prácticamente perdida en la psicología moderna. A diferencia de las ciencias naturales, donde el experimento crítico es la regla, en psicología los diferentes movimientos y escuelas rara vez entran en debates abiertos entre ellos. La aparición del concepto en boga “psicología post-no clásica” legaliza por completo el estado de las cosas, elevando cada enfoque al estatus de una ciencia separada con su propia metodología. Desde el punto de vista ontológico, los enfoques pueden diferir tanto que no son posibles las “negociaciones” entre ellos, porque usan lenguajes “intraducibles” de las descripciones y no hay puentes entre las teorías. La física no clásica, donde la idea de las descripciones suplementarias surgió primero, no ha renunciado al experimento crítico. Episodios vívidos de la historia de la física en los cuales defensores de movimientos opuestos muestran el mayor ingenio con el fin de repeler el contragolpe de sus rivales, han sido analizados, por ejemplo, por Imre Lakatos [14]. Para usar sus términos, debemos decir que Vygotskiy no sólo descubre nuevos hechos, sino que se las arregla para resolver el territorio que había sido considerado una base no problemática de la teoría de la competencia; sabía cómo revertir los principales argumentos que apoyaban la hipótesis del oponente, en evidencias para su propia hipótesis. El ejemplo más vívido de tales polémicas fue el argumento con Jean Piaget (30) sobre la cuestión del habla egocéntrica. Piaget primero se familiarizó con los comentarios de Vygotskiy sobre sus trabajos a fines de los años 1950s, y en su respuesta aceptó los argumentos de Vygotskiy (con varias advertencias) [28]. Escribió en los comentarios a la edición abreviada de 1962 de Pensamiento y habla:

No es sino con tristeza que un autor descubre, veinticinco años después de su publicación, el trabajo de un colega que murió en el ínterin, cuando ese trabajo contiene tantos puntos de interés inmediato para él, que podían haber sido discutidos personalmente y en detalle. . . Mientras el libro de Vygotskiy apareció en 1934, los míos que él discute datan de 1923 y 1924. Al pensar sobre cómo llevar a cabo tal discusión en retrospectiva, he hallado, sin embargo, una solución que es tanto simple como instructiva (al menos para mí), esto es, para tratar de ver si las críticas de Vygotskiy parecen justificadas a la luz de mi último trabajo. La respuesta es sí y no: en ciertos puntos veo que estoy más de acuerdo con Vygotskiy que lo hubiera estado en 1934, mientras que en otros puntos creo que ahora tengo mejores argumentos para responderle.

Ya en 1984 Jerome Bruner comentaba en relación con este debate de 50 años: “la estrella de Vygotskiy actualmente está aumentando en el horizonte occidental y la de Piaget está declinando” [26].

Un experimento crítico también fue dirigido con respecto a la teoría de Lewin. Pero Lewin fue uno de sus más serios oponentes que logró por vez primera crear un abordaje experimental específico para el estudio del afecto y la voluntad. Es más, al igual que Vygotskiy, se esforzó por un método monista basado en la causalidad estricta. El nuevo tipo de experimento propuesto por Lewin no tenía precedentes ni en psicología ni en la ciencia en general, y era un tipo de experimento en el cual los problemas de la objetividad de la investigación y la interacción entre el experimentador y el sujeto de prueba fueron abordados de un modo nuevo. El experimento fue más allá del marco de un ejercicio de laboratorio; probó estar directamente atado a la vida real. El debate con Lewin llegó a ser uno de los principales motores del pensamiento de Vygotskiy en los últimos años de su vida, como lo muestra, en particular, el artículo “El Problema del Retraso Mental” [Probliema úmstviennoy otstálosti], publicación póstuma en un volumen de 1935, junto con la réplica de Iván Soloviov al experimento de Anitra Karsten y con el trabajo de Lieónid Zankov hecho después del estudio no publicado de otro estudiante de Kurt Lewin, Paul Köpke.

La interacción de Vygotskiy con Lewin tuvo lugar no solo por correspondencia. Alrededor de 1930 Lewin, profesor del Instituto Psicológico de Berlín, fue invitado a dar un curso en 1932–33 en la Universidad de Stanford, EU. A su regreso a Alemania vía Japón y la Unión Soviética, se enteró que los nazis habían tomado el poder en su país. No había duda de lo que le esperaba a Lewin, un judío, si regresaba a casa (en esos años otros líderes del mundo psicológico —Köhler, Koffka, Wertheimer— también dejaron Alemania, mientras la comunidad mundial rescataba al enfermo terminal Freud de los nazis, quien murió en 1939 en Londres). Lewin decidió emigrar a los EU y en su viaje de regreso paró brevemente en Moscú (el telegrama de Lewin preguntando si podría visitarlos en Moscú ha sido preservado en los archivos familiares de Vygotskiy). El resultado de esta confluencia de circunstancias dramáticas fue que Lewin y Vygotskiy —dos titanes de la psicología—pasaron dos semanas de frecuente interacción y debates [5, p. 299]. Después de enterarse de la trágica muerte de Vygotskiy en 1934, Lewin escribió en carta a Luria:

Aunque tuve contacto personal con Vygotskiy solo por dos semanas, él me dejó marcas indelebles. Mi impresión de él fue la de una persona por completo extraordinaria, llena de una dulzura interior y al mismo tiempo. . . un académico de rango excepcional. Tengo la sensación de que en catorce días nos volvimos amigos. . . Es del todo indiscutible que fue el creador de un gran y, me parece, muy productivo movimiento psicológico. Su muerte nos ha afectado a todos con fuerza. (citado en [5, p. 331])

Después de 1936, siguiendo una resolución del 4 de julio de 1936 del Comité Central del VKP(b) [Partido Comunista de toda la Unión (Bolshevike)] “Sobre las distorsiones paidológicas en el Sistema de la Educación del Comisariado del Pueblo”, muchos psicólogos se apresuraron a desvincularse de Vygotskiy en sus declaraciones públicas. En 1937 en el folleto de E. I. Rudnieva, “Las distorsiones paidológicas de Vygotskiy”, publicado con una tirada de 10,000 copias, decía que la teoría de Vygotskiy tenía una orientación anti marxista, sus libros “habían causado gran daño a la escuela soviética” y “sus trabajos y los de sus pupilos conducidos en niños fueron en esencia un abuso y los redujeron a pruebas tontas, absurdas y a cuestionarios ligados a Piaget, Claparede et al.”. La conclusión de Rudnieva fue obviamente autorizada desde arriba: “El sistema pernicioso de Vygotskiy. . . debe ser expuesto y descartado más que corregido”.

¿Qué pudo haber tenido en mente Piaget cuando escribió que muchas dudas podían haber sido discutidas en persona? Pudieron ser palabras de arrepentimiento por que dos investigadores cuyos nombres en mucho determinaron la psicología del futuro no se hallan reunido. Muy probablemente, este encuentro no se habría producido. A fines de los años 1930s Piaget no estaba entre los autores a menudo citados y Vygotskiy se estaba convirtiendo en una persona muy incómoda para la ideología soviética. En 1930 un libro de Vygotskiy y Luria, Ensayos sobre la historia de la conducta [Etiudy po istorii poviedienia] fue publicado y de inmediato fue objeto de una tormenta de críticas ideológicas. Los autores fueron acusados de ignorar las tareas de una clase orientada a la educación y a la construcción del socialismo y de la más horrible de las ofensas: pervertir el marxismo.

La teoría histórico-cultural. . . ya ha logrado causar un gran daño a la sección psicológica del frente teórico, al cubrir inteligentemente sus aspectos pseudocientíficos, que a la vez son ajenos al marxismo, con citas de los trabajos de los fundadores del marxismo. . . En lugar de revelar los procesos por los que las formas del pensamiento egocéntrico del niño se marchitan bajo la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo, Vygotskiy y Luria en sus Ensayos analizan este egocentrismo inspirándose no en los entornos con orientación de clase del niño, sino en su naturaleza biológica. . . Sin duda, Vygotskiy y Luria son objetivamente proveedores de influencia burguesa en el proletariado. Sin conocer el marxismo, sin ser expertos en el método del materialismo dialéctico, han sido constantemente cautivos primero de un conjunto, después de otro conjunto de movimientos “de moda” de la psicología burguesa, distorsionando y pervirtiendo los principios del marxismo. (P. I. Razmyslov, citado en [5, p. 107])

Pero esto no detuvo a Vygotskiy, y decidió conducir más investigaciones en los asentamientos y campamentos de Uzbekistán y Kirguizia (uno de los objetivos de investigación de los Ensayos eran los koljoses de las remotas villas de Tadzhikistán). Dos expediciones al Asia Central (1931 y 1932) que Luria llevó a cabo por encargo de Vygotskiy descubrieron una serie de hechos desagradables: en particular, que unos campesinos analfabetas vivieran en una república soviética, a pesar de que la idea central del trabajo era sobre algo más: cómo el desarrollo de la psique (consciencia, pensamiento, percepción) dependía del desarrollo histórico y social de la sociedad. En una carta del 11 de julio de 1931 a Luria, Vygotskiy llamó a este trabajo “un estudio de filogénesis viviente” y dio a sus resultados grandes elogios (“Recibí el Reporte no. 3 con los registros de los experimentos. No puedo recordar la última vez que tuve un día tan luminoso y alegre. Esto es literalmente como una llave que abre las cerraduras de una serie de problemas psicológicos”). El formato mismo para estudiar otras culturas en términos de su especificidad étnica era “profundamente erróneo” en un país donde se practicaba la total unificación de la imagen del ciudadano soviético. Los resultados de esta investigación fueron publicados cuarenta años después y no atrajeron mucho interés en la Unión Soviética [13, pp. 195–97].

Aunque las obras escogidas de Vygotskiy, llenas de recortes, inexactitudes y hasta cambios editoriales de significado [4] fueron publicadas a inicios de los años 1980s, las emociones en esos tiempos permanecían como un tema semi tabú para la psicología y la psiquiatría soviéticas (31). No sorprende que después de la muerte de Vygotskiy nadie deseara reconstruir y desarrollar la teoría de las emociones que está contenida en sus obras en el más general esquema; lo que sí sorprende es que nadie lo ha intentado hacer en tiempos más tranquilos. Hasta en la psicología contemporánea la teoría de las emociones permanece como el área más olvidada y pobremente desarrollada del conocimiento psicológico, sin embargo tan temprano como en los años 1930s Vygotskiy enfatizaba que las emociones eran el núcleo de la personalidad y que el capítulo de las emociones debería llegar a ser el más importante de la psicología humana. Sin embargo, la mayoría de sus trabajos dieron a las emociones el “honorable” papel de un proceso conocido (el desarrollo de las emociones es interpretado como la intelectualización del afecto natural y su dominio), y sólo en sus últimos trabajos hizo los contornos donde aparece una unidad integral (“experiencia interna”), donde el afecto y el intelecto no se contraponen y forman una síntesis compleja, dinámica. Una teoría histórico-cultural de las emociones que pudiera surgir de esos contornos aún no ha sido creada.

Para verificar y reinterpretar los datos experimentales de la escuela de Lewin, el colaborador de Vygotskiy, I.M. Soloviov, modificó el método de Karsten (32). Soloviov no logró a plenitud su tarea, pero alcanzó una buena cantidad de aciertos: estableció un nexo entre las dinámicas del hartazgo en sujetos normales y en retrasados mentales. Eso era lo que precisamente necesitaba Vygotskiy, e inició una búsqueda activa de pruebas para una visión sistémica de la naturaleza de la psique a la luz del principio de la unidad de los procesos del desarrollo y de la desintegración. Resultó que los adultos enfrentados a una tarea sin sentido regresaban al nivel de un niño de siete años y llegaban a ser por completo dependientes del campo. En los niños retardados mentales, experimentos posteriores mostraron que el infra desarrollo de los procesos semánticos se reflejaba en las dinámicas rígidas, estrictas de la acción, al quedarse atascados en detalles específicos, dependientes de las condiciones del campo, del material, y así sucesivamente. Sin embargo, el experimento de Karsten (así como los experimentos de Dembo) trataba no solo del problema de la motivación sino también de la voluntad, pues lo que se necesitaba explicar era por qué no todos los sujetos de la prueba mostraban regresión cuando se hallaban en una situación sin sentido. Lewin escribió que la habilidad para elevarse por encima del campo, dejarlo al crear la posibilidad de nuevas medidas, aún cuando fueran imposibles en ese momento, era indicador de una personalidad madura (llamó a esta habilidad conducta volitiva). Vygotskiy buscaba su propia explicación de la conducta volitiva y reprendió a Lewin por dejarse llevar de tal modo por el problema del afecto y la voluntad, que no había tomado en cuenta el papel de la inteligencia en la liberación, de la personalidad madura, de la presión de la situación real. Vygotskiy sostenía que la dinámica del hartazgo no podía ser del todo explicada hasta que nos dirigiéramos directamente a la esfera de la creación de sentido y aplicáramos un análisis semiótico de la consciencia. El sujeto de la prueba fue capaz de continuarla, aún cuando llegó a cansarse de ella, sobre todo porque podía repensar la situación del experimento y no porque hubiera una “inyección” de energía desde otras áreas del campo interno de la personalidad. El sujeto de la prueba fue capaz de mostrar conducta volitiva en el campo externo y de reorganizar mentalmente el campo. El afecto podía ser entendido solo en conexión con el intelecto, y la dinámica de la acción solo desde la dinámica del significado. Vygotskiy argumentaba que era importante alcanzar el nivel más alto posible de análisis, el nivel del todo, el cual definiría las leyes de sus partes.

De acuerdo con Vygotskiy, una personalidad madura está basada en conexiones terciarias entre las funciones psíquicas (las conexiones primarias eran las naturales no mediadas; las secundarias eran las inter funcionales mediadas; las terciarias eran las secundarias transformadas, conscientemente estructuradas por la personalidad para cierto objetivo vital) y, en consecuencia, la personalidad determina el pensamiento conceptual, gracias a lo cual somos capaces de obtener un entendimiento de nosotros mismos y de lanzar una red conceptual sobre nuestro mundo interior todavía no claro. Vygotskiy mismo se percataba de que su teoría estaba inclinada hacia el intelectualismo, y seguía con interés la investigación de su principal oponente, Lewin, quien representaba, por así decirlo, el anverso de sus propias exploraciones. Sólo pudo corregir este sesgo en su obra tardía sobre psicología del desarrollo y, en parte, en Pensamiento y habla. Al parecer, era la primacía del pensamiento conceptual en la teoría de Vygotskiy la que le previno desde el principio crear una teoría de las emociones, y más allá de ello una teoría psicológica general de la consciencia. Sin embargo, ya tenía ideas concretas para el futuro: “El significado pertenece no al pensamiento sino a toda la consciencia” [6, vol. 1, p. 167].

Pensamiento y consciencia: primero pensamos: habla y pensamiento, entonces: a través de la intelectualización —[la relación de] el habla con la memoria, atenc[ión], percepción. I.e., extendimos el habla a toda la consciencia. Más importante: para deducirla del cambio que se hace en la consciencia. La primera palabra es un cambio en la consciencia mucho antes que un cambio en el pensamiento: prise de conscience (33), cf. el problema de las primeras preguntas. (Apunte “De afasia, esquizofrenia y otros cambios patológicos”)

Vygotskiy hacía críticas similares —de bajar el nivel de la generalización teórica, de no tomar en cuenta los procesos psicológicos superiores— a Lieóntiev, y eran bastante duras. Hay un destello de asombro en el apunte, que reemplaza lo que había sido entusiasmo. Lieóntiev estudiaba las transiciones entre intelecto conocedor y práctico. Desde la visión de Vygotskiy, sin embargo, esas transiciones eran parte del más importante y más amplio problema de la consciencia. Las dinámicas de la acción (como el fenómeno del hartazgo) podían ser investigadas sólo en términos de la “psicología de cumbres”, en el contexto de la dinámica de la consciencia. Si nos aferramos a la dinámica de crear sentido, nos aferraremos a todo lo demás como el efecto a la causa. El cuaderno “Sobre el problema del habla” [K problieme riechi] (archivo familiar) toca el punto de forma concisa: “Un cambio en la consciencia es primario, un cambio en las funciones es secundario” (34).

Vygotsky criticó a Lieóntiev por perder el centro de la investigación y por adoptar un enfoque espontáneo. El paso lateral que Lieóntiev estaba dando fue para él no solo una desviación del objetivo general —una teoría de la consciencia—sino además un paso hacia atrás, hacia el análisis de las funciones psicológicas que dominaba en el círculo de Vygotskiy entre 1928 y 1931 (35). Cada componente de la consciencia en ese tiempo era estudiado de modo separado, sin un abordaje sistémico: A. N. Lieóntiev estudiaba la memoria; L. S. Sájarov, Iu. V. Kotielova y E. I. Pashkóvskaya estudiaban el pensamiento, etcétera. Vygotskiy habrá visto la investigación de Lieóntiev como un mero intento de estudiar la dinámica de la acción tal como otra función psicológica. Sin embargo, había llegado el tiempo de llevar todos los resultados juntos, sintetizarlos y reinterpretarlos. En particular emergió una nueva síntesis en las polémicas con Lewin. En las notas de 1934, cuando Vygotskiy y Lieóntiev ya se habían separado, Vygotskiy escribió:

[Ex]isten 2 unidades de actividad dinám[ica]: el pens[amiento] y la actividad real. Ambas tienen su aspecto dinám[ico], i.e., hay un sistema dinám[ico] sui gen[eris] (36) de cierto tipo y variedad. Los 2 tipos de dinámicas no existen in abstracto sin una actividad. Este es el punto básico más importante. . . En efecto, el papel del pens[amiento] en la actividad consiste de introducir nuevas posibilidades dinám[icas] a la actividad. Decir que el pensamiento se deteriora equivale a decir que los sutiles y complejos procesos dinám[icos]de la actividad han empeorado. (Nota “Sehr wichtig". La unidad del afecto y el intelecto. Yedinstvo affiekta i intielliekta, archivo familiar).

Los argumentos contra Lieóntiev no van más allá de un debate científico. En ninguna parte —ni en las notas dirigidas a sí mismo— hallamos ataques personales a Lieóntiev, aunque Vygotskiy en definitiva comenzaba a perder la paciencia (37). “Cada persona toma su camino independiente después de partir de una posición común. ¿Pero dónde pone sus pies?”

Es difícil no darse cuenta que estaban hablando diferentes lenguajes. Vygotskiy parece no percatarse de que, fuera de los argumentos científicos, lo que hay detrás de la decisión de Lieóntiev de separarse él mismo de la investigación de la consciencia eran factores en apariencia ideológicos. Al centrarse en la teoría ideológica más dócil de la actividad, A. N. Lieóntiev sobrevivió en la compleja atmósfera de “la ciencia reprimida” (término de M. G. Yaroshevskiy), y más tarde llegó a ser no sólo el creador de un movimiento mayor sino el fundador del departamento de psicología de la Universidad Estatal de Moscú. Deberíamos notar, sin embargo, que la psicología fue privada sobre todo de sus trabajos hasta 1980s, mientras Lieóntiev ocupaba cargos de liderazgo en la ciencia soviética.

La recepción de las ideas de Vygotskiy probó estar “retrasada” por varias razones. Los académicos de occidente no sabían mucho de él, y en la Unión Soviética no había una discusión sustantiva sobre él. Sin embargo, sus ideas, escribe James Wertsch, han probado ser “muy fructíferas para las personas alejadas de él en ese tiempo, espacio y sistema político. En lugar de ver esto como una paradoja, sin embargo, quizá debería verse como un ejemplo sencillo de cómo el genio humano puede trascender barreras históricas, sociales y culturales” [32, p. 231].

Sea como fuere, en la actualidad hay una teoría de la actividad en la psicología contemporánea y no hay una teoría psicológica general de la consciencia. Esto aplica no solo para la ciencia rusa sino a toda la psicología. Mucho ha cambiado en los setenta y pico de años desde que murió Vygotskiy, y sus ideas pueden y deberían recibir nueva resonancia, nuevo significado —después de Heidegger y Wittgenstein. Tal como Vygotskiy buscó problematizar la psicología en ese tiempo y hallar sus debilidades y áreas de crecimiento, nosotros deberíamos hallarlas en su propia teoría. A este respecto las polémicas con Vygotskiy pueden ser no menos valiosas que la literal adherencia a sus textos. Esperamos que la salida de la colección de sus obras completas y la publicación de los materiales de archivo ayudarán a recrear la idea de psicología general que Vygotskiy no tuvo la oportunidad de llevar a cabo.

Los editores de la revista y la autora del artículo desean expresar su gratitud a la familia de L. S. Vygotskiy por darnos la oportunidad de conducir la investigación en los archivos familiares y permitir la publicación del material de archivo. Un agradecimiento por separado a Guita Lvovna Vygódskaya por su valiosa asesoría.

Notas

1. I. M. Soloviov (1902–86), colaborador de Vygotskiy, psicólogo y defectólogo, investigó el proceso del desarrollo de la psique en niños con alteraciones del desarrollo, así como problemas psicofisiológicos de la interacción entre los receptores cuando ocurría daño sensorial de la visión o la audición.

2. A. N. Lieóntiev (1903–79, colaborador de Vygotskiy, hizo investigación bajo su dirección, en particular sobre la memoria. Autor de la teoría de la actividad, especialista en el campo de la psicología general y experimental y en metodología y filosofía de la psicología, creador y jefe del departamento de psicología de la Universidad Estatal de Moscú.

3. El problema psicofísico en el sentido amplio es la cuestión del lugar de lo psíquico en la naturaleza; en el sentido estricto, es el problema de la relación entre los procesos psíquicos y cerebrales (nerviosos). En este último el nombre preciso es el problema psicofísico. Vygotskiy usó con más frecuencia el primer nombre, aún cuando la referencia era hacia el problema de la localización de las funciones psíquicas y su conexión con las estructuras cerebrales. Este fue el caso porque era importante para él resolver el problema al más alto nivel teórico, con respecto a la psique como un todo, y vio el problema de la localización como un caso particular de esta interpretación amplia. Cuando analizamos la tesis de Vygotskiy, seguimos el uso de su término.

4. K. Lewin (1890–1947) —psicólogo alemán, metodólogo, teórico y experimentador, autor de la teoría del campo dinámico y del concepto de dinámica de grupos. En los últimos años de su vida trabajó en los EU en el campo de la psicología social.

5. A. R. Luria (1902–77) —el colaborador más cercano de Vygotskiy y coautor de varios de sus trabajos. Especialista en el área de la teoría y metodología de la psicología, defectología, neuropsicología y neurolingüistica. Fundador de la neuropsicología rusa.

6. Este término de Vygotskiy ahora se transmite por el término “semántica” o “análisis psicosemántico”.

7. Los resultados del estudio del desarrollo del significado de las palabras de acuerdo con el método de Vygotskiy–Sájarov (ver Pensamiento y habla, cap. 5) estaban entre las anomalías globales (término de Lakatos) que produjo un avance teórico en el programa científico de Vygotskiy. No son mencionados en el esquema que se está publicando, pero están presentes en otros.

8. Observaciones de su hija más joven, nacida en 1930, Asya Vygódskaya.

9. Esta tesis literalmente es igual a la formulación de A. A. Potiebnyá.

10. Cita del poema de A. Fet “Qué difícil es duplicar la belleza de lo vivo. . .” [Kak trudno povtoriat zhivuyu krasotú . . .]: En la celosa búsqueda siempre parece: cualquier momento / El misterio aceptará una cara familiar, / Pero el vuelo de un pobre corazón / Termina sólo por el cansancio impotente.

11. Su contemporáneo Andriey Platónov también tenía ideas similares.

12. La nota es significativa por el hecho de que en un fragmento similar del último capítulo de Pensamiento y habla lo repite con alto grado de exactitud, pero no tiene citas y no menciona a B. Pastiernak [6, vol. 2, p. 356].

13. Se refiere a los experimentos de Kurt Koffka y la pupila de Kurt Lewin, Tamara Dembo relacionados con una investigación sobre la dinámica de la ira. Dembo propondría un problema para probar a sujetos que tenían dos soluciones más o menos obvias. Cuando el sujeto de prueba las halló, ella le pediría que hallara una tercera solución. El problema, sin embargo, no tenía una tercera solución por definición. La reacción emocional del sujeto- prueba ante una situación sin solución fue registrada en el experimento. La casi necesidad que se formó en el proceso de resolver el problema al que no se le dio una salida se transforma en impulsos agresivos: los sujetos de la prueba desplazaron su ira hacia los objetos que estaban en el campo. Entre los sujetos de prueba estaban los más grandes psicólogos de su tiempo (e.g., Max Wertheimer, el fundador de la psicología Gestalt), quienes entendieron muy bien la esencia del experimento y, sin embargo, cuando al día siguiente se encontraban a Tamara Dembo en la ciudad, se pasaban al otro lado de la calle. Algunos sujetos de la prueba, sin embargo, no retrocedieron directamente a liberar su energía sobre los objetos del campo físico, pero trataron hallar una solución en el campo de la imaginación, aún cuando fuera fantástica e imposible en las condiciones reales. Otra porción de los sujetos-prueba presentaron una “retirada del campo”, una liberación del campo, la tarea para ellos perdió su poder motivacional y la falla no generó una reacción de ira. Esto podía ocurrir también de una manera pasiva, tal como el desvanecimiento de la motivación para resolver el problema, pero también podía ser un proceso consciente: los sujetos de la prueba tratarían cambiar el campo mismo más que sus reacciones, por ejemplo, establecer un juego con el experimentador basado en “a ver quién es más paciente” y tratarían tomar la iniciativa al organizar el experimento. Los resultados del estudio fueron publicados en el artículo “Der Ärger als dynamisches Problem” (T. Dembo, en Psychologische Forschung, 15 [1931], pp. 1–144). Lo que interesó a Vygotskiy de esos experimentos fue que mostraban, primero, la relación entre la voluntad y el afecto y, segundo, la capacidad del hombre para la conducta volitiva y para el cambio consciente incluso en una situación sin sentido y una sin solución. La mención de otro líder de la psicología Gestalt, K. Koffka (1886–1941), en relación con los experimentos de Dembo se aclara a la luz de las Lecciones de psicología: “Hace poco escuché sobre los experimentos de T. Dembo sobre las acciones sin sentido. . . durante la visita de Koffka a Moscú. A los sujetos de la prueba se les da una serie de tareas sin sentido y se estudia cómo ellos reaccionan ante esto. Lo interesante es la tendencia que emerge. . . para dar un significado, no importa qué, a través de crear una nueva situación y hacer un cambio en el campo psicológico, en el cual el deseo es una acción a la que se da significado pero no es de ninguna manera sin sentido”. [6, vol. 2, p. 463]. Koffka entregó un documento en Moscú (al Instituto Psicológico, en mayo de 1932), y Vygotskiy lo tradujo [5, pp. 300–301]. Debería tomarse en cuenta asimismo que Koffka hizo investigación experimental sobre la voluntad, en la cual mostró que la voluntad tiene una naturaleza compleja: lo que a primera vista parece una acción volitiva puede transformarse en una conducta reactiva, y las acciones volitivas propias de ninguna manera se basan siempre en una comprensión intelectual de la situación. Para más datos del trabajo de Tamara Dembo en el periodo inter guerras ver R. Van der Veer, “Tamara Dembo’s European Years: Working with Lewin and Buytendijk”, Journal of the History of the Behavioral Sciences, vol. 36, no. 2 (2000), pp. 109–26.

14. La naturaleza no puede ser vencida sino obedeciéndola (Lat.).

15. El amor intelectual de Dios (Lat.), término de Spinoza. La traducción literal no es muy adecuada, pues lo que significa es una mezcla de razón y sentimiento, similar a lo que Aristóteles alguna vez llamó “sentimiento intelectual” (Nicomachean Ethics).

16. El asunto aquí, por supuesto, no es el ateísmo militante —basta con ver de qué modo tan delicado Vygotskiy, como marxista comprometido, habla sobre las ideas de Spinoza en la compleja atmósfera ideológica de 1930: “Spinoza tiene una teoría (la estoy modificando un poco): el alma puede manifestarse de todas las formas, todos los estados apuntan a un objetivo; aquí es donde tal sistema con un centro común, la conducta más disciplinada, puede emerger. Para Spinoza la idea común es la idea de Dios o la naturaleza. Desde lo psicológico esto no es del todo necesario. Pero el hombre puede. . . crear un centro común para todo el sistema. Spinoza mostró este sistema en el contexto filosófico. . . La psicología enfrenta la tarea de mostrar este tipo de emergencia de un sistema común como una verdad científica” [6, vol. 1, p. 131].

17. Es interesante que la tesis de Vygotskiy sobre una psicología de cumbres aparece en los trabajos de V. Frankl, quien al momento en que los escribió no estaba familiarizado con la teoría de Vygotskiy. Como una muestra de la tesis relacionada con la diferencia entre la psicología de cumbres y la psicología profunda, podemos citar el ejemplo favorito de Frankl que a menudo usaba en sus clases: “Sigmund Freud una vez dijo, ‘Intentemos exponer a una serie de personas de lo más diverso al hambre. Con el aumento del hambre, todas las diferencias individuales desaparecen, y en su lugar aparecerá la expresión uniforme de una inquieta urgencia’. En los campos de concentración, sin embargo, sucede lo contrario. La gente devino más diversa. La bestia fue desenmascarada —así también el santo. Las calorías no contaron. A fin de cuentas el hombre no es controlado por las condiciones. . . más bien esas condiciones son controladas por sus decisiones. De modo consciente o inconsciente él decide si resistirá o se rendirá, si se permitirá ser determinado por las condiciones” [22, p. 78]. Todo lo que queda por agregar es que Frankl entró en la psicología con el trabajo A General Existential Analysis, cuya primera versión la escribió mientras estaba en los campos de concentración nazis entre 1942 y 1945.

18. Ver la referencia al proceso de catálisis en la libreta de Vygotskiy. A la luz de esta analogía la palabra puede ser referida como un catalítico para el proceso del desarrollo, el cual entra en conexión intermediaria con sustancias incapaces de interactuar entre sí, les ayuda a su síntesis, y de nuevo se disocia de ellas (una muy ambigua analogía que puede ser leída en diferentes vías; no es accidental que Vygotskiy note que de nuevo conduce a una doctrina del paralelismo).

19. K. Goldstein (1878–1965) —psicólogo, psiquiatra y neurólogo alemán, especialista en problemas de localización cerebral de las funciones psíquicas y en patopsicología del lenguaje y el pensamiento.

20. H. Head (1861–1940) —neurólogo y neuropsicólogo británico, estudió los mecanismos de la sensibilidad, especialista en afasias.

21. No sorprende que los partidarios de la psicología “descriptiva” tomen una postura negativa del método de tal experimento. Este método, sin embargo, fue significativamente modificado por Lewin y Vygotskiy y ya estaba muy lejos de la violencia contra la personalidad acerca de la cual los defensores del “paradigma humanitario” en psicología alguna vez escribieron.

22. W. Köhler (1887–1967) —psicólogo alemán, uno de los fundadores de la psicología Gestalt. Elaboró problemas de percepción y aprendizaje, estudió el pensamiento de los monos antropoides. En sus trabajos teóricos formuló los principios de la relación de la psique con el mundo físico y con los procesos cerebrales. Después de emigrar a los EU en 1935, estudió los principios electrofisiológicos de los procesos de formación de las imágenes (gestalts).

23. W. Stern (1871–1938) —psicólogo alemán, fundador de la psicología de la personalidad. Especialista en psicología genética así como en psicología general y forense. Hizo investigación experimental en el desarrollo infantil, estudió el desarrollo de la percepción, del lenguaje y de los procesos mentales. Introdujo el concepto “cociente de inteligencia” (IQ).

24. C. Stumpf (1848–1936) —psicólogo alemán, filósofo, musicólogo. Representante de la fenomenología y el funcionalismo, pupilo de F. Brentano. Anticipó las ideas básicas de la psicología Gestalt. En sus trabajos teóricos trazó una línea divisoria entre los fenómenos (i.e., el contenido sensorial de las imágenes retenidas en la memoria) y las funciones (actos, estados, experiencias internas), lo que tuvo una fuerte influencia en E. Husserl. Hizo una gran contribución a la investigación de la acústica psicológica. El trabajo mayor de Stumpf fue Erkenntnislehre (1939–1940), el cual tenía que ver con la teoría del conocimiento (gnoseología).

25. De la palabra latina emergere o de la inglesa emerge —aparecer, surgir, salir a la superficie. La teoría, desarrollada por C. Lloyd-Morgan (Emergent Evolution, 1927) y S. Alexander (Space, Time and Deity, 1927), postulaba que las cosas surgen de bases por todo el mundo consistentes de puntos de espacio–tiempo y, gracias al “desarrollo que los lleva a la superficie” (evolución emergente), crecen cada vez más alto, y que una cantidad constante en aumento de ellas están dotadas de categorías y cualidades.

26. E. Bleuler (1857–1939) —psiquiatra y psicólogo suizo. En la investigación psicológica siguió los pasos de Freud para elaborar la psicología profunda. Fue el primero en investigar y describir la esquizofrenia y creó los términos “esquizofrenia,” “autismo,” “pensamiento autista” y “complejo afectivo” (este último con C. G. Jung).

27. H. Driesch (1867–1941) —biólogo alemán, fundador del neovitalismo. Autor de estudios en el campo de la embriogénesis. Para explicar el fenómeno de la vida usó el concepto aristotélico de “entelequia,” que lo relacionó como la fuerza responsable de la existencia y del desarrollo del organismo.

28. M. Prince (1854–1929) —psiquiatra estadunidense, especialista en psicopatología y psicología diferencial.

29. Anitra Karsten, pupila de K. Lewin, estudió el proceso del hartazgo psíquico con ayuda del siguiente procedimiento. A un sujeto de prueba se le propuso una tarea monótona —por ejemplo, tenía que dibujar una fila de pequeños círculos idénticos en un pedazo de papel —con vagas instrucciones para llevarla a cabo hasta que el sujeto quisiera. Pero cuando el sujeto de prueba, que rápido se cansó de esto, preguntó si necesitaba dibujar mucho más, Karsten respondió, “tanto como pueda. En realidad yo quería poner a prueba su resistencia”. Como resultado, el sujeto de prueba, que ya estaba mostrando signos de hartazgo (la necesidad de hacer la tarea había sido cumplida para todos los efectos), tomaría el trabajo con nueva energía. Esto significaba, según Lewin, que los sistemas de necesidades comunican e intercambian energía —cuando aparecía una nueva casi- necesidad (ahora no era un trabajo aburrido, sino una prueba de resistencia), la energía fue prestada de otro sistema. Típicamente, incluso aquí, algunos sujetos de prueba se involucraron en un juego con el experimentador y trataron desgastarlo al continuar con los dibujos de pequeños círculos, con el fin de poner a prueba su resistencia y de esa manera tomar el papel de aquél. Los resultados del estudio fueron publicados en el artículo “Psychische Sättigung” (A. Karsten, en Psychologische Forschung, 10 (1928), pp. 142–254). Ver la traducción al ruso en [15] (“Hartazgo psíquico” [Psijícheskoie priesyshchenie]). Para Vygotskiy, la explicación de la “energía” era inadecuada: “El hartazgo cambia su función en actividad sin un propósito: allá se ralentiza, acá se acelera (para acabar de una vez con mayor rapidez). De ahí, las estructuras del hartazgo = subordinan las características a la estructura de los procesos superiores”.

30. J. Piaget (1896–1980) —psicólogo suizo, especialista en teoría del conocimiento (epistemología genética), psicología del desarrollo, psicología educativa y psicología experimental y teórica. Famoso por su investigación del desarrollo del pensamiento como un sistema de operaciones lógicas.

31. Por ejemplo, la pupila de Lewin, B. V. Zeigarnik, profesora de la Universidad de Moscú y autora de un libro de texto de psicopatología [11], no se aventuró en su libro a analizar las anormalidades emocionales de los trastornos mentales, aún cuando muchos de ellos, la esquizofrenia en particular, son la clave para la enfermedad completa. Es preciso mencionar la ausencia de libros de texto rusos que expongan las teorías de las emociones.

32. Fueron realizadas tres series de experimentos con base en el método modificado de Karsten y discutidas en el artículo “El Problema del Retraso Mental” [6, vol. 5, pp. 253–54]. Estos son fragmentos de la descripción de un experimento. “En la primera serie de experimentos estudiamos, tal como lo hizo Lewin, el proceso del hartazgo en la actividad de un niño retrasado y otro normal. Pero nos propusimos hacer de la situación misma la variable. Dejamos que el niño se hartara con alguna actividad. . . Cuando el niño había dejado de trabajar. . . trataríamos hacerle continuar la actividad. Para el niño retrasado mental la situación misma no había cambiado para hacerla más atractiva y que así su carácter negativo se hiciera positivo. Fue necesario, en secuencia, reemplazar un lápiz negro con otro rojo y azul, este último con un grupo de lápices de colores, este grupo con pinturas y un pincel . . . Para el niño normal fue suficiente cambiar el propósito de la situación sin cambiar nada en ella. . . Por ejemplo, si el niño dejaba de trabajar y se quejaba de que. . . era por completo imposible dibujar más rostros y garabatos, era suficiente preguntarle si quería trabajar un poco más para enseñarle a otro niño cómo hacerlo. El niño tomó la posición del experimentador. . . Entonces fue posible retirarle al niño, en secuencia… el pizarrón, reemplazar el gis azul con uno blanco, después reemplazarlo con pintura, retirar la pintura y reemplazarla con lápices de colores. . . Nunca habíamos tenido la oportunidad, con un niño retrasado de la misma edad, de influir en el afecto desde arriba al cambiar el propósito de la situación”.

33. Realización, comprensión, consciencia incrementada (Fr.)

34. En el texto a ser publicado aquí —“lo primario de las estructuras conscientes”. Esta tesis no será tomada como una refutación del dogma marxista que la consciencia es secundaria y la existencia es primaria (aquí lo primario se refiere solo a los componentes de la consciencia, a las funciones psíquicas), porque de acuerdo con Vygotskiy las estructuras conscientes emergen como estructuras externas internalizadas, al formarse en la interacción. Para ser aún más precisos, ni siquiera son estructuras sino métodos; en Pensamiento y habla Vygotskiy señala en especial que la estructura y la función están unificadas. Estos puntos de vista fueron después reorganizados por Lieóntiev en el principio de la unidad de la actividad interna y externa.

35. En otra nota, “NB! A. N.”, Vygotskiy escribe sobre Lieóntiev (el artículo está marcado “!!!!!!”) que él “mira hacia atrás y no da un paso decisivo adelante hacia un nuevo nivel de trabajo —análisis semiótico. —¿Qué significa el significado de una acción?”.

36. De su propia clase, único (Lat.).

37. En otra libreta exclama con enojo: “¡Cómo inspirar al camarada Lieóntiev —con la luz del problema de la consciencia!”. Esta nota está metida en el esquema de un libro sobre el problema de la consciencia como un tema por separado.

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